El 13% fue financiado, principalmente, por las casas matrices. Se aprobaron compras en la moneda china por un porcentaje similar. La estrategia oficial para sostener lo más posible el nivel de actividad en un contexto de escasez de divisas
Repunte de las importaciones
Las compras al exterior alcanzaron un pico de u$s8.664 millones en junio de 2022, afectadas por la disparada de los precios de la energía ante la guerra en Ucrania y por el sobrestockeo al que se lanzaron muchas empresas para sacar ventaja de la brecha cambiaria. Terminada la importación de gas para el invierno y con un mayor control de las operaciones que introdujo Massa mediante las SIRAS, las importaciones rondaron los u$s5.000 ó 6.000 millones entre octubre del año pasado y febrero de 2023. En marzo, avanzaron a u$s6.846 millones y en abril se ubicaron en u$s6.017 millones. En mayo, según las fuentes consultadas, volvieron a superar los u$s7.000 millones.
“La tasa de aprobación general (de importaciones) de este año es del 88%”, dijo el secretario de Comercio, Matías Tombolini, en Urbana Play al ser consultado sobre las trabas que reclaman algunas compañías. Y aseguró que la industria está creciendo y que eso no sería posible si faltaran insumos. De todas formas, Tombolini junto a su par de Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, y al titular de la Aduana, Guillermo Michel, visitaron este martes la sede de la UIA para mantener una reunión que tuvo justamente como foco la demanda de los empresarios de garantizar el acceso a insumos importados para los próximos meses. Además, se conformó una mesa de trabajo entre la Aduana y la central fabril para discutir alternativas para flexibilizar los plazos de pago, sobre todo en el caso de los fletes, señalaron fuentes de la UIA.
En cualquier caso, el impacto de la sequía condicionará la actividad. Las estimaciones preliminares marcan una caída de las exportaciones agropecuarias en torno a los u$s19.500 millones este año. Los paliativos del Gobierno buscan mitigar ese efecto.
Deuda comercial
La inducción del incremento del crédito comercial fue una de las vías impulsadas por el BCRA para postergar una porción de los pagos de importaciones, sustentada en la proyección de que en 2024 la balanza comercial volverá a arrojar un superávit de entre u$s13.900 y 16.800 millones. En mayo, el 13% de las compras al exterior se saldó de esta forma. Además, en el acumulado de 2023, se registraron importaciones por un valor estimado en u$s28.900 millones, mientras se accedió al mercado de cambios por un monto estimado en u$s25.300 millones. Esto implicó un crecimiento de la deuda comercial de u$s3.600 millones, que en su mayor parte provino de operaciones intra empresas cubiertas por las casas matrices, señalaron las fuentes.
Algunos empresarios y opositores cuestionaron la operatoria. Los funcionarios argumentan que la deuda comercial sigue “por debajo de los máximos alcanzados en 2019, cuando representaba más del 40% de las importaciones, y permite mantener el crecimiento de la economía pese a la caída de exportaciones que provocó la sequía histórica que afectó a la producción agropecuaria”. A fin del año pasado, representaba el 38,2% del total, según datos del BCRA.
La ingeniería oficial para intentar evitar fuertes zozobras cambiarias en medio del proceso electoral y del agujero que deja la sequía apunta a completarse a través de la negociación en curso con el Fondo Monetario Internacional. El equipo de Massa, que se prepara para viajar a Washington la próxima semana, busca sellar un adelanto de los próximos desembolsos que incluya la habilitación de un porcentaje de esas divisas para intervenir en el mercado cambiario.
Por Juan Strasnoy Peyre (Ámbito)