El conflicto armado se presenta como un nuevo cisne negro para la economía mundial (nuevo shock de oferta negativo), con implicancias asimétricas
Sin dudas, la invasión rusa representa la crisis humanitaria más relevante en el territorio europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
Los impactos económicos tampoco tardaron en sentirse con consecuencias tanto inmediatas como sistémicas. De más está decir que las economías directamente implicadas en el conflicto son las más golpeadas. Incluso si la guerra terminase mañana, estas economías tardarían años en recuperarse y cuanto más dure la guerra, mayores serán los daños.
En Ucrania, la combinación de éxodo y destrucción prácticamente completa de infraestructura en ciertas ciudades llevaría a que la actividad económica se derrumbe como mínimo un 40% en 2022, la peor contracción desde la independencia del país de la Unión Soviética en 1991. Si el conflicto se prolonga sin una solución pacífica, las perspectivas económicas de Ucrania se verán aún más perjudicadas.
El país puede esperar un apoyo masivo para su reconstrucción por parte de organismos multilaterales de crédito como también financiamiento directo por parte de otros países europeos mediante los cuales podrá abordar debilidades pasadas, reconstruir y reformular su estructura productiva y afianzar sus vínculos con occidente.
Fuente: El Economista