El superávit comercial en abril alcanzó los US$ 1.444 millones, lo que significó un notable crecimiento mensual -durante marzo, el saldo fue de tan solo US$0 279 millones- y una leve contracción interanual (-1,8%)
Ajustado por términos de intercambio, el saldo hubiera sido superavitario en US$ 890 millones. Dicho monto fue producto de exportaciones e importaciones que volvieron a acelerarse creciendo al 35,6% y 47,3% anual respectivamente y, al igual que en febrero y marzo, establecieron récords para un cuarto mes del año. Así lo afirma el último informe de la consultora ABECEB.
En consecuencia, el flujo comercial alcanzó los US$ 15.210 millones (+40,6% i.a.) y se estableció como la cifra históricamente más elevada para un cuarto mes del año -como también había sucedido durante febrero y marzo-.
Por el lado de las exportaciones, el nivel de abril llegó a los US$ 8.327 millones y creció US$2.184 millones en relación con abr-21. Asimismo, las ventas al exterior mostraron un crecimiento del 35,6% i.a., explicado en mayor medida por el aumento de precios (+23,7% i.a.) que de cantidades (+9,6% i.a.).
Al interior todos los rubros registraron subas interanuales: las exportaciones de Productos Primarios se incrementaron un 27,6%, destacándose otra vez el buen desempeño de los cereales (+US$ 1.868 millones, equivalente a +54,3%); las Manufacturas de Origen agropecuario un 15,8%, aunque la variación positiva fue puramente gracias al aumento de 24% en sus precios, ya que las cantidades disminuyeron un 6,6%; las Manufacturas de Origen Industrial un importante 64,3%, con la particularidad de que crecieron más las cantidades (29,2%) que sus precios (26,4%), explicado principalmente por el buen desempeño del sector automotriz (que exportó un 70% más en volúmenes) y por los productos químicos.
Por último, los Combustibles y Energía que mostraron un importante aumento de 192,7%, en donde queda de manifiesto el incremento en los precios de estos bienes (+63,5%) a partir del conflicto Rusia-Ucrania, pero también el incentivo que esto genera para las empresas productoras de petróleo crudo, que de tener un excedente pueden volcarlo al mercado externo -tal es así que las cantidades exportadas de aumentaron un 78,5%-.
Por otra parte, las importaciones alcanzaron los US$ 6.883 millones en abril y crecieron US$ 2.210 millones (+47,3%) en la comparación interanual. En sintonía con lo ocurrido durante los últimos tres meses, el aumento se dio en mayor medida por las cantidades (+24,5% i.a.) que por los precios (+17,9% i.a.).
Con relación a su composición, todos los rubros evidenciaron variaciones positivas en su comparación interanual. Los mayores incrementos se verificaron en Combustibles y Lubricantes con una suba de 203,1% (reflejando tanto el impacto de la guerra en los precios que subieron un 73,8%, así como la escasez de oferta local, que se manifiesta en la suba de 72,6% en las cantidades); seguidos de Bienes de Capital (+42,5% traccionados por las importaciones de computadoras y teléfonos que aumentaron 62% i.a.). Por su parte las importaciones de Bienes Intermedios crecieron 41%; y las de Piezas y Accesorios para Bienes de Capital un 35%; siendo los Bienes de Consumo (+26,9% i.a.) y los Vehículos Automotores de Pasajeros (+15,8%) las que menos aumentaron.
Perspectivas 2022
De cara a los próximos meses, esperamos que tanto las exportaciones como las importaciones se mantengan en niveles elevados, con un superávit comercial alto en términos históricos. Sin embargo, a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania, quienes terminarán de definir el panorama serán el agro y la energía.
En relación con el primero, a pesar de que nuestras exportaciones se vean claramente beneficiadas por los precios récord de los commodities primarios, debe seguirse de cerca cómo evolucionan los rindes del campo a partir de las condiciones climáticas no favorables. En este sentido, tanto la cosecha de maíz como de soja está mostrando rindes por debajo de las últimas campañas, y por debajo de lo que creían los productores. Si bien por el momento no hubo un recorte de la producción esperada, no se descarta que haya una disminución en el volumen producido (particularmente en lo que respecta al maíz, ya que hasta el momento se recolectó apenas el 26% del área apta, mientras que en el caso de la soja ese número alcanza el 65%). A su vez, habrá que monitorear cómo se mueve el precio de los fertilizantes, ya que la Argentina importa aproximadamente el 70% de lo que necesita. En consecuencia, de prolongarse el conflicto y por consiguiente mantenerse la escasez mundial de este insumo, las importaciones crecerán bastante en relación con 2021 -por el efecto precios-, una vez que el agro comience a demandar este insumo para la producción del año que viene.
Por otra parte, la evolución del precio del GNL será determinante. A pesar de que Bolivia haya garantizado la provisión de 14 millones de metros cúbicos diarios a US$ 8 el millón de BTU (antes se hablaba de una posible reducción de 25% en relación con lo cantidad importada durante 2021), dada la insuficiente oferta local, la Argentina necesitará importar GNL.
En lo que va de 2022 se compraron 18 buques a un precio de US$ 28-40 por millón de BTU -lo que aseguraría la oferta para mayo y junio-, mientras que la semana que viene se licitará la compra de 13 buques más que llegarían en julio -a un precio que, hoy en día, ronda los US$ 30 el M de BTU-.
Hacia adelante, el Gobierno estima que se necesitarán importar al menos 20 buques más, llevando el total del año a 51 buques, que parece una cifra optimista frente a la estimación previa de 69 buques (optimismo que no es compartido por las principales industrias que están preocupadas por una potencial escasez de gas y hasta están trabajando en un plan de “regulación del nivel de actividad”. Al tener en cuenta lo ya importado y valuando lo que restaría comprar según las nuevas estimaciones oficiales a un precio cercado a los US$ 30/32 por millón de BTU, las importaciones de GNL podrían cerrar el año alcanzando los US$ 4.000 millones. US$ 1.100 millones el año pasado 2021
Con todo, proyectamos un saldo comercial entorno a los US$ 12.000 millones para 2022 (vs. US$ 14.750 millones en 2021), con importaciones creciendo por encima de las exportaciones, aun en un contexto de restricciones comerciales crecientes, que muy probablemente se mantendrán en lo que resta del año ante la dificultad que está evidenciado el BCRA para acumular reservas.
Además del agro y la energía habrá que monitorear de cerca otros dos factores claves: i) el ritmo de recuperación de la economía global, particularmente la de Brasil (con un magro crecimiento proyectado) y de China (en donde su política sanitaria de “Covid cero” ya impactó de manera notable en la actividad económica en marzo y abril) y ii) el sesgo de la política monetaria de la FED -que ya inicio el camino del endurecimiento y aún hay incertidumbre de cuánto más podría endurecerla a futuro, con posible impacto en el valor del dólar, las monedas y los precios de las commodities.
Fuente: Mercado