Desde que se desató el conflicto entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022, el supply chain de fertilizantes se ha visto altamente afectado por interrupciones propias de la guerra que se desarrolla en la principal zona de exportación mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados. Debido a esta disrupción en la cadena de suministro, las exportaciones hacia los mercados que tradicionalmente importan los fertilizantes rusos han decaído en favor hacia exportaciones de otros productores, como es el caso de India, que en 2022 descubrió una ganancia significativa. Tras agotar sus existencias, el país intensificó sus adquisiciones hasta registrar un aumento interanual del 28,4%, cuando las importaciones de Brasil y Estados Unidos han retrocedido en torno a un 28% cada una, según datos de BRS Bulk.
Para complicar aún más el asunto, el principal exportador marítimo de este nutriente esencial para los cultivos es Rusia, y sus aliados -Bielorrusia y China- son importantes proveedores. Por ejemplo, según el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, América Latina importa el 83% de sus fertilizantes de Rusia, China y Bielorrusia. Por tanto, si bien la invasión de Ucrania por el Kremlin puso de relieve el papel de los fertilizantes como palanca estratégica de influencia mundial, también acentuó los riesgos potenciales para la seguridad alimentaria.
Según los informes, India ya ha firmado acuerdos con Marruecos y Egipto para garantizar el suministro a largo plazo de fosfato, una materia prima fundamental para fabricar fosfato diamónico (DAP) y nitrógeno-fósforo-potasio (NPK), lo que sugiere que debería haber un alza estructural de los fertilizantes que se descargan en India en los próximos años.
Fuente: Mundo Maritmo