En un breve diálogo con BAE Negocios, el embajador en Brasil, Daniel Scioli,  adelantó “la hoja de ruta” para el corto y mediano plazo. “Sustitución de importaciones en sectores estratégicos como la industria automotriz, naval, petrolera, ferroviaria, medicamentos y fabricación de netbooks”, puntualizó.

“Hay que trabajar fuertemente para la Unasur y la Celac, lo que deriva en un fortalecimiento del bloque regional y de América Latina”, manifestó el ex gobernador bonaerense. Otras fuentes detallaron que por un lado, “se trabajará en potenciar la fabricación de trenes y ferropartes”, al mismo tiempo que la producción de equipamiento como netbooks para el plan Conectar Igualdad.

Fuentes de la cámara Cadieel admiten que “el nivel de actividad muy bueno” por –entre otros motivos- “la administración del comercio exterior”. Por carril paralelo, la planta Piloto de Ingredientes Farmacéuticos Activos (IFAs) podrá generar capacidades de producción nacional de drogas de alto valor sanitario y económico. Esta iniciativa se enmarca en la estrategia de sustitución de importaciones, dado que la producción farmoquímica en el país está limitada a muy pocas empresas farmacéuticas, y se importan entre el 90 y 95% de IFAs, completaron las fuentes.

“Si tuvimos el éxito que se vio en la gestión actual (con Jair Bolsonaro en la presidencia), con Lula se multiplicarán los encuentros, los acuerdos”, añadió Scioli.

Poder regional

En una apuesta por consolidar políticas regionales a mediano y largo plazo, la Argentina preside el organismo desde enero e intentará que Brasil se involucre con intensidad en el ingreso de Bolivia al Mercosur, como no pasó bajo la presidencia de Jair Bolsonaro. También buscan el fortalecimiento de la Unasur, y la Celac, este último presidido por Argentina.

Al margen de los objetivos de mejora conjunta en lo económico (que también alcanzan a la minería y la economía del conocimiento, entre otros rubros), los objetivos políticos del nuevo panorama quedaron claros desde hace semanas. El Mercosur, trabado por la pelea de los aranceles a las importaciones y la idea de Uruguay de un acuerdo unilateral con China congeló el accionar del mercado común, que Lula pretende revitalizar.