El nuevo esquema impuesto por el Banco Central encarece los costos, atenta contra la competitividad de las exportaciones y puede generar una ola de despidos en el sector logístico
Esta condición, resulta de imposible cumplimiento, ya que ninguna de las empresas argentinas que integran la cadena del comercio exterior, pueden absorber el riesgo de pérdida de poder adquisitivo durante dicho plazo, atento el reinante contexto de inestabilidad cambiaria y desmedida inflación que castiga a la economía argentina.
Frente a este panorama, pasó lo que tenía que pasar: las navieras informaron que todas las facturas de los envíos a la Argentina deben ser abonadas en origen.
La primera en anunciar la medida fue Maersk, quien ya percibe los servicios en el exterior desde el 15 de mayo. La decisión fue seguida casi de inmediato por Happag Loyd, Hamburg Sud (Grupo Maersk), y Mediterranean Shipping Company.
Directivos del Centro de Navegación, institución que representa a la logística marítima argentina, se reunieron con el subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación Patricio Hogan, quien se comprometió a gestionar una reunión con el ministro de Economía Sergio Massa con el fin de encontrar una solución a esta problemática.
Mientras tanto, a los importadores no les queda otra opción que operar bajo la modalidad CIF (mercancía, transporte y seguro marítimo) o CFR. Por lo tanto, se ven obligados a financiar el costo del flete.
De tal modo las industrias aumentarán los costos de importación de sus insumos, la mayoría de los cuales se utilizan para darle valor agregado a productos que luego serán exportados.
Asimismo, son varias las compañías logísticas que anticiparon despidos de personal por lo que se agravará el ya delicado panorama social y laboral argentino.
Agustín Barletti (El Cronista Comercial)