Esta semana el ministro de Economía Sergio Massa aseguró que el alza del precio de los commodities registrada en el tercer trimestre de 2022, como consecuencia del conflicto ruso-ucraniano, resultó perjudicial para la Argentina.
“El impacto de lo precios de la guerra, en la diferencia entre los granos y la energía, le generaron a nuestro país un costo de 5000 millones de dólares que no hay ámbito ni lugar en el mundo donde se esté discutiendo para los países del hemisferio sur”, afirmó Massa durante una exposición realizada ante el Comité de Desarrollo del Banco Mundial en EE.UU. Pero los propios datos oficiales de la Argentina muestran que tales declaraciones no se corresponden con la realidad de los hechos.
El Instituto de Estadísticas y Censos de la Argentina (Indec) cuenta con un equipo de matemáticos especializados en estadística que, entre otras tareas, se encarga de calcular los términos de intercambio, una metodología –creada por el economista argentino Raúl Federico Prébisch– que mide la evolución relativa del precio de lo que exporta un país respecto de lo que importa.
El último informe mensual de Intercambio Comercial Argentino publicado por el Indec señala que en los primeros ocho meses de 2022 el saldo de la balanza comercial fue superavitario en 2193 millones de dólares y que “si hubiesen prevalecido los precios de igual período de 2021 el saldo comercial habría experimentado un superávit de 2375 millones de dólares”.
Bajo este supuesto, ante el incremento del índice de precios de las exportaciones (+19,7%) por debajo del índice de precios de las importaciones (+21,0%), el país registró una pérdida en los términos del intercambio de 563 millones de dólares. Es decir: diez veces menos que la cifra mencionada por Massa en el Banco Mundial.
En los primeros ocho meses de 2022 las exportaciones argentinas de bienes sumaron 59.720 millones de dólares y las importaciones, 57.527 millones de dólares, lo que implica que el país registró un superávit comercial de 2193 millones de dólares.
El informe del Indec además refleja que, debido a la pérdida de competitividad presente en la Argentina, se redujeron las cantidades exportadas, al tiempo que las importaciones aumentaron de manera desproporcionada debido a distorsiones cambiarias y políticas públicas inadecuadas instrumentadas en el sector energético.
Por otra parte, Massa aseguró en el Banco Mundial que “creemos que para garantizar la seguridad alimentaria es necesario contar con un comercio internacional abierto, justo y transparente. Es absurdo que en medio de la discusión de la seguridad alimentaria sobrevivan barreras arancelarias y para-arancelarias especialmente en las economías desarrolladas”.
Vale recordar que los cupos de exportación para cereales y carne vacuna implementadas por el gobierno argentino representan una barrera comercial para las naciones dependientes de las importaciones de ambos productos básicos.
Fuente: Bichos de Campo