El año pasado, los envíos de crudo al exterior representaron US$3867 millones, 109,3% más que los US$1848 millones de 2021; por el contrario, la importación de gas subió 120,2%

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LA NACION

La productividad de Vaca Muerta y el alza en los precios internacionales de la energía permitieron a la Argentina duplicar el valor de las exportaciones de petróleo en 2022 con relación al año anterior. Según el intercambio comercial argentino, el país exportó el equivalente a US$3867 millones, 109,3% más que los US$1848 millones de 2021.

La Argentina aumentó durante 2022 su producción diaria de petróleo de 577.000 barriles por día, en enero, a 623.000 diarios, en noviembre pasado (último dato disponible), según la consultora Economía & Energía. Esto implicó una suba de 8%, que igualmente estuvo limitada por la falta de infraestructura en el transporte. Para este año ya se anunciaron inversiones por US$1080 millones para aumentar la capacidad del principal oleoducto que conecta Vaca Muerta con Buenos Aires.

De los 623.000 barriles diarios producidos, 352.800 corresponden a reservorios convencionales (como es el del golfo de San Jorge) y 270.300 al no convencional, donde está Vaca Muerta. Lo que se destaca, sin embargo, es la tendencia: mientras que la producción convencional volvió a caer casi 4% en la comparación interanual, el no convencional creció más de 36%. Esta dinámica anticipa que, en los próximos meses, la oferta de Vaca Muerta liderará la producción total del país y permitirá no solo reemplazar la declinación de los otros pozos petroleros, sino también que sigan aumentando las exportaciones.

La principal petrolera productora es YPF, que aporta el 37% del total de la oferta del país. Sin embargo, es la única que no exporta petróleo todavía, ya que destina el total de su producción al abastecimiento del mercado interno. Además, compra a otros productores alrededor del 7% de su capacidad de refinación, que representa el 55% del mercado total de nafta y gasoil. Para mediados de este año, la empresa con control estatal proyecta ser autosuficiente.

Las otras mayores productoras son Pan American Energy (16% de la oferta total) -la empresa de la familia Bulgheroni-, Vista (8%) -la compañía fundada por Miguel Galuccio-, Chevron (7%) y Shell (6%).

Durante los próximos dos años, Oldelval, la empresa que opera el oleoducto de Vaca Muerta a Buenos Aires, aumentará la capacidad de transporte de los actuales 226.000 barriles diarios 540.923 barriles, para 2025.

En paralelo, se espera que para fines de febrero o comienzo de marzo termine de acondicionarse el oleoducto Trasandino (Otasa) a Chile, que se encuentra inactivo desde 2006, y que permitirá transportar 38.000 barriles diarios en una primera etapa (se espera luego una ampliación a 100.000 barriles).

La ampliación en la capacidad de transporte le permitirá al país seguir incrementando las exportaciones, en un contexto en el cual el precio internacional del barril de petróleo se mantiene alto, en torno a los US$85 la cotización Brent.

“Las exportaciones del rubro energético han registrado a lo largo de 2022 un importante dinamismo, alcanzando los US$8398 millones [incluye carburantes, lubricantes y otros combustibles], con un incremento de 58,9% con respecto a 2021. Es una cifra récord, que supera el último pico, en 2008, con US$7847 millones”, indicó el consultor Daniel Montamat.

El exsecretario de Energía destacó también ”el volumen incremental de Vaca Muerta, que contribuyó a las exportaciones de petróleo de tipo Medanito, variedad que hasta el año 2020 se consumía internamente y que en especial en el año 2022 pasó a formar parte de la oferta internacional de crudos, con cotización internacional”.

De hecho, hasta la pandemia, la Argentina solo exportaba petróleo pesado, llamado Escalante, que se extrae en el golfo de San Jorge. Al bajar drásticamente el consumo de naftas y gasoil durante las cuarentenas estrictas en la pandemia, los productores comenzaron a exportar el crudo liviano de Vaca Muerta y abrieron nuevos mercados, que luego se fidelizaron.

La revancha del gas

Caso contrario al petróleo, las importaciones de gas aumentaron 120,2%, de US$5843 millones a US$12.868 millones. Esto estuvo explicado por la disparada de los precios internacionales del gas natural licuado (GNL) y del mayor consumo de gasoil, tras la reactivación de la economía, luego de la pandemia (especialmente la actividad agrícola).

Para este año, no solo se espera una baja significativa en los valores del gas (sobre todo luego de que el invierno europeo fuera más caluroso al estimado) y una menor cantidad de importaciones, si el gasoducto Néstor Kirchner está terminado para el invierno. El Gobierno, por lo tanto, estima que este año se ahorrarán US$2400 millones en importaciones.

En 2022, la balanza comercial de energía fue negativa por US$5000 millones. Sin embargo, con las estimaciones que tienen en el sector, para 2030 se espera un resultado positivo de más de US$17.000 millones. Sería un salto de US$22.000 millones en un período de entre siete u ocho años.

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