La falta de repuestos que no se fabrican en el país atentan directamente contra la actividad productiva, la inversión y el trabajo, a pesar del denodado trabajo del Subsecretario de Pesca, Dr Carlos Liberman y el siempre disponible Director de Pesca Dr. Julián Suárez.

Pero acá solo se habla de maquillajes, de parches de quienes están en el vértice de la economía no ven, no quieren ver o poco les importa la situación que reina en los muelles argentinos.

El horizonte parece cada día más complejo para quien produce y trabaja, no así para quienes oportunamente mediante un inside information ganan en moneda dura solo por ser “ amigo de “ y recibir antes «el dato» de decisiones macroeconómicas tan inoportunas como innecesarias.

Todo alimenta el maquillaje informativo y gastan miles de horas hablando de lo simbólico, mientras lo real se esconde. El paisano en el campo, con un repuesto para una cosechadora John Deere, o picadora Class o simplemente lo que nos aboca, un simple enfriador para un motor propulsor, por supuesto importado.

El barco hace agua y miramos si el color del camarote es natural o celeste. Esta es la situación que uno intenta reflejar.

Se gobierna desde la economía para los medios, para la información, para el dato y desde el escritorio, pero de espaldas, y como siempre, para la industria y producción, aunque estas palabras suenen desmedidas.

Importar un “ fierro “ en argentina para producir, renovar la flota, generar trabajo y divisas para un BCRA fundido por inoperantes, parece una utopía; un verdadero laberinto vertical, escalando puestos y pidiendo genuflexamente favores, de algo que debiese ser automático y simple.

Las empresas pesqueras conservan una balanza comercial altamente superavitarias, es decir exportan muchísimo más -y a razón de 100 a 1- respecto a lo que importan para sus buques. Elementos que NO SE FABRICAN NI SE HARÁN EN EL PAÍS, motores, línea de eje, árboles propulsores, cajas reductoras, acoplamientos, paso variable, radares, sondas, instrumentos mecánicos y electrónicos en general, algo que seguramente es desconocido para el CPN y abogado de escritorio Guillermo Michel, titular de la Dirección General de Aduanas. Paga el justo por el pecador. Es verdad, hubo en el país durante mucho tiempo y lo seguirá habiendo, sectores encargados de traer contenedores chinos por 2 mangos y realizar pingües ganancias en una sociedad que elige una ojota o un peluche hecho en Taiwán o el Sudeste asiático antes que uno nacional; ¿por algo será? o no, no lo sabemos, pero seguramente lo compran a 2 y lo declaran a 8 constituyendo un grave perjuicio para las arcas del Estado central.

No es el caso de la pesca, ni de los astilleros, que está dependiendo de repuestos importados y que además de ingresar en una verdadera odisea pone en el mismo lugar a un empresariado pujante, inversor y renovador que al « cartonero Báez «.

Mendigos, gastando horas de trabajo de quienes intermedian departamentos de importaciones en soberanas empresas nacionales para poder poner sus barcos en operaciones. Innumerable cantidad de horas hombre de trabajo gastadas en telecomunicaciones para ver con quien, cuando, donde y que posibilidad hay de traer un repuesto para un barco parado o en vías de estarlo, pero además que el BCRA autorice su pago en forma anticipada, no irrisoriamente a 90 o 180 días.

El famoso Estado presente no es más que una dependencia para ver entrar arrodillados al sector privado solicitando una autorización de una SIRA o peor aún, la posibilidad de giro de divisas al exterior en un BCRA detonado, sin divisas y con imposibilidad de cubrir los dólares de las importaciones genuinas para producir; eso sí, para la timba financiera la cantidad que haga falta.

El núcleo cercano y político de Sergio Massa alardeando que se cerró un último trimestre que venía para el impacto, controlando un IPC de un INDEC donde el Lic. Marco Lavagna -también del mismo polo político del ministro de economía Sergio Massa- comenzó a maquillar algún valor o estructura de procesamiento de datos para un índice más cercano al 5 que al 7%. Noviembre no tuvo arrastre, raro.

Me hace acordar cuando días atrás veo nubarrones sobre mi cabeza a punto de llover y le comento a un joven “ va a llover.!”, me dice “ espera que veo la aplicación.!”  De que aplicación hablamos, cuando llueve, no hace falta ver un teléfono. Así estamos, la realidad la vemos por celular o TV tan deforme como la cantidad de pauta que reciben para dar a conocer improcedencias de índole macroeconómicas. Estamos mejor…   en fin.

Por otro lado,  bien sabemos a través del agro, se liquidaron anticipadamente granos del último bimestre y el primero de este 2023 pagados con emisión monetaria que resulta siendo espuria, ya que la contrapartida en dólares se utilizó para compromisos de pagos de deuda que ya hoy, no están más en el pais, como las joyas de la abuela en las privatizaciones del Dr. Carlos Menem. Generaron bienestar momentáneo y despilfarro; pronto tuvimos las consecuencias.

Hoy esas empresas no están más, tampoco los dólares. En el campo ni los cereales ni los dólares están; con el agravante de una cosecha mermada por la sequía donde el ingreso de divisa puede estar comprometido y el agravante de un año de cambio de manos en diciembre que puede provocar una retención de exportaciones especulando con otros valores del irrisorio tipo de cambio implementado por el BCRA. Seguramente faltaran dólares.

En este marco, están quienes esperan prendiendo una vela todos los dias para que algún funcionario tenga la osadía de autorizar una SIRA y el pago correspondiente en forma anticipada del mismo, ya que nadie en el mundo confía en el BCRA y quienes median su política económica, ninguna fabrica en el mundo dará un solo repuesto sin el pago al menos a 30 dias, cuando desde el gobierno central se especulaba en 90 dias. Un disparate, nadie presta su stock a un pais quebrado que no tiene para autorizar una SIRA por 13000 dólares de una empresa que exporta 100 millones al año.

Esto pasó por los estadios del despropósito, de la vergüenza y de la falta de respeto de las autoridades hacia el sector privado argentino, recordando un viejo axioma que decía “ cuando un problema perdura en el tiempo, más que problema es un negocio….”. Sin dudas lo habrá, siempre que hubo un mercado restringido apareció otro paralelo, más caro y donde algunos pillos interfieren la operatoria. Pero Aduana y el BCRA duermen, mientras el productor, empresario y el industrial no tiene paz mendigando en algún estamento público para que le aprueben un trámite incluso poniendo en riesgo la seguridad en la navegación, que tanto bregan las autoridades marítimas. NO cambiar un repuesto a tiempo vulnera el mantenimiento preventivo, pero eso no esta en ninguna Ordenanza Marítima, seguramente.

Mientras tanto el empresariado, gasta pitucones en sus rodillas, genuflexo con las autoridades de turno, para acceder a una simple y banal importación. Lamentable.

Para PESCARE, Daniel M. Coluccio