El saenzpeñense Ariel Ávalos, como otros empresarios chaqueños, espera que las autoridades nacionales y provinciales escuchen estos reclamos
SÁENZ PEÑA (AGENCIA). La situación de la industria nacional, particularmente en la región NEA, atraviesa un momento delicado. La apertura de importaciones, sumada al persistente contrabando de productos, ha generado un escenario crítico para los fabricantes locales.

“Nos obligan a elegir entre cerrar la fábrica o convertirnos en contrabandistas”, así sintetiza el industrial local, el único fabricante de bicicletas del interior del Chaco, Ariel Ávalos, el momento que están viviendo muchas empresas argentinas.
Desde su fábrica radicada en Sáenz Peña, advierte el impacto de la apertura indiscriminada de importaciones y el contrabando en la industria local.
En diálogo con el programa Agroperfiles Radio, Ariel Ávalos expuso con crudeza la realidad que enfrentan las pequeñas y medianas industrias: “Este escenario ya lo vivimos y sabemos cómo termina, mal para nosotros”, advirtió Ávalos, al referirse a la creciente llegada de productos, especialmente de origen asiático, que compiten en condiciones desiguales con los bienes fabricados en el país.
La problemática, sin embargo, no se limita a las importaciones legales. “En nuestro caso, además, sufrimos una competencia directa con el contrabando”, subrayó.
UN MAL AÑO
El empresario describió con preocupación cómo este fenómeno ha afectado directamente sus ventas. “En lo que va del año, no vendimos una bicicleta en zonas donde antes entregábamos por volumen cada mes, como Las Palmas, La Leonesa o Clorinda que son lugares en los que en igualdad de condiciones podemos competir. Y son lugares donde íbamos una vez por mes a llevar bicicletas, porque el flete se justificaba”, ejemplificó.
Otro de los factores que complican la situación del sector es el ingreso constante de bicicletas sin documentación desde provincias como Formosa o Salta, que perjudica a toda la cadena productiva.
IMPACTO EN EL EMPLEO
Además del daño comercial, Ávalos señaló las consecuencias sociales de esta competencia, que genera reducción de ingresos, y por lo tanto una caída del empleo directo y de los derivados de talleres y servicios asociados. “Cuando vendemos menos, usamos menos las máquinas, no contratamos personal, no hay trabajo para torneros ni para talleres de mantenimiento. Es una cadena que se rompe”, explicó.
Consultado sobre los precios, el empresario detalló que una bicicleta rodado 29 de fabricación nacional ronda los $300.000 a $320.000, similar al valor de los productos importados, pero con una diferencia sustancial que son los costos fijos. Sobre este tema, detalló que los empresarios nacionales “pagamos aportes, cargas sociales, mantenemos estándares de seguridad y calidad. Competimos contra productos sin ninguna de esas obligaciones”.
El industrial también hizo una dura crítica a las autoridades, y relató cómo “los empresarios industriales de la región hemos planteado este problema, pero parece que hablamos al aire”. Y agregó que “las condiciones impositivas, laborales y logísticas en nuestro país son muy distintas a las de donde provienen esos productos. No pedimos subsidios, pedimos condiciones equitativas para poder trabajar”. Finalmente, dejó una advertencia: “Nos están empujando a una decisión terrible: cerrás la empresa o entrás en el contrabando. Es una situación límite”, alertó.
Ariel Ávalos, como otros industriales chaqueños, espera que las autoridades nacionales y provinciales escuchen estos reclamos. “Hay que sentarse a discutir seriamente cómo evitar que este sector desaparezca. Estamos hablando de fábricas que dan trabajo real, genuino, que invierten, que forman parte del tejido productivo del país. Y si cierran, no vuelven a abrir”, sentenció.
Fuente: Diario Norte