Ampliación de mercados de exportación: Adoptar una economía abierta permitiría a los exportadores acceder a nuevos mercados al reducir barreras comerciales y aranceles. Esto potenciaría la exportación de productos agrícolas e industriales, minerales y energía, favoreciendo así el crecimiento de la economía.

Atracción de inversiones: Con políticas económicas más abiertas, podrían llegar inversiones extranjeras que tan necesarias son. La liberalización comercial, acompañada de marcos regulatorios más transparentes y menos burocracia, haría al país más atractivo para el capital extranjero. Esto impulsaría crecimiento económico, empleo y fomentaría avances tecnológicos.

Mejora de la competitividad: Una mayor apertura también implicaría una más intensa competencia para las empresas locales frente a proveedores internacionales, lo que deberia significar mejoras para el consumidor local. Aunque en varios sectores las empresas, en el corto plazo, podrían tener dificultades para competir, en el largo plazo la competencia estimulará la innovación y eficiencia, mejorando la competitividad global para mirar nuevos mercados.

Impacto en el sector agrícola: El sector agrícola, vital para argentina, podría beneficiarse con el acceso a más mercados. Sin embargo, podría darse también la competencia con productos agrícolas importados, lo que de varias maneras podría presionar a los productores locales a adaptarse y a ser más competitivos.

Balanza comercial y fluctuaciones cambiarias: En la medida que la economía despegue la apertura económica podría causar desequilibrios en la balanza comercial, con un incremento en las importaciones y eventuales déficits temporales. También la mayor integración en la economía global podría provocar fluctuaciones cambiarias, afectando la competitividad y la inflación, cuyo control está en el foco y es la batalla principal que está peleando el gobierno nacional y la sociedad en su conjunto.

Integración en Cadenas Globales de Valor: La apertura económica permitiría a Argentina integrarse en cadenas globales de valor, facilitando la transferencia de tecnología y la mejora de la productividad. Esta integración es crucial para un crecimiento económico sostenible.

Abordar Desafíos Estructurales: Argentina debe abordar desafíos estructurales, como mejorar la infraestructura, la educación, y reformar los marcos regulatorios para facilitar la integración en los mercados globales.

Aunque la apertura económica nuevamente ofrece a Argentina grandes oportunidades, como la ampliación de mercados y la atracción de inversiones, exige una planificación cuidadosa y el enfrentamiento de desafíos internos.

La transición exitosa de nuestro país dependerá de la capacidad del gobierno para equilibrar estos factores, de la contribución del sector político, mezquindades aparte, y del empuje del sector privado, sin el cual nada de esto sería posible, para pasar de una vez de lo que deberia hacerse a hechos concretos.

Necesitamos hablar menos, planificar mejor y hacer más para posicionar al país como un actor competitivo en el comercio internacional.

Daneil Griboff (La Voz)

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