“Se toman decisiones en función del macroentorno”, dijo Fernando Furci, titular de la CIRA y apuntó a la necesidad de acoplar las necesidades del comercio exterior
El salto que mostraron las exportaciones en el último año, con un récord de u$s 100.000 millones al incluir el ingreso de dólares del sector servicios al exterior, no dejó margen para liberar la presión sobre las importaciones y las expectativas no reflejan mayor apertura, al contrario, el sector se mantiene en alerta por la restricción que se aplicó también al pago de fletes.
Con los servicios al exterior incluidos, la participación del comercio exterior explica el 33% del Producto Bruto Interno (PBI) en la Argentina mientras que en Brasil asciende al 40% y en Chile a cerca del 65%. En la medición global, nuestro país representa el 0,5% del PBI y el 22 en su participación en el Mercosur.
Los datos los aportó el economista Pablo Lavigne durante el seminario de Management Logístico (SML), en un panel que analizó la “Actualidad y las perspectivas del comercio bajo una economía en crisis”, e intentó diagnosticar lo que hoy más preocupa: la falta de dólares.
El cambiario, que se explica en gran parte por la restricción de divisas es, “la madre de todos los problemas del comercio exterior“, según aportó Fernando Furcci, gerente General de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
En un escenario cruzado por la sequía, en el cuarto mes del año las exportaciones mostraron una baja interanual del 29,3%, mientras que las importaciones descendieron 12,6%, en la misma comparación.
Según el INDEC, el primer cuatrimestre del año cerró con un saldo negativo de u$s 1469 millones, contra el superávit de u$s 2840 millones que se alcanzó en igual período de 2022.
“Hay que exportar para crecer y para eso se necesita importar más“, describió y cuestiono la visión de “acumular reservas” porque, según explicó, “la Argentina no tienen dificultades para generar divisas, genera un montón, pero el problema está en cómo retenerlas”.
En ese sentido, como las principales exportaciones del país son productos primarios y, particularmente soja, Levigne señaló que “el precio del commodity es una trampa; puede parecer mejor integración pero no es así necesariamente” y apuntó a la importancia de agregar valor a la exportación.
El ejemplo más cercano es de 2022, cuando Argentina alcanzó un récord pero a partir de mejores precios internacionales ya que, en volumen se produjo una caída en las exportaciones.
Luego de desarrollar lo que Furci definió como el “peor momento en décadas” para el comercio exterior, ambos coincidieron en que “gane quien gane, a partir del 11 de diciembre habrá otro país”.
En ese sentido, hablaron de la necesidad de marcar un “planeamiento estratégico”, una “hoja de ruta” de cara a un ciclo que promete revertir la sequía de dólares no sólo a partir de la recuperación del agro sino en nuevas promesas como la energía, el litio y los servicios, entre otros.
Las reglas del contexto
Al describir el escenario actual marcado por el inicio del Sistema de Importaciones (SIRA) ocho meses atrás -para administrar el flujo de las compras al exterior- Furci reconoció que el sector quedó teñido de sospechas por denuncias de sobrefacturación, una operación que “crece” en tiempos de brecha según reconoció el titular de la Aduana, Guillermo Michel.
Aunque se distanció de las operaciones que bordean la ilegalidad, marcó que el “cierre de la economía” es una característica “histórica” que frena el desarrollo porque “no se puede crecer, sin importar”.
Frente a las barreras, “las empresas se reinventan”, dijo y explicó que no se puede cuestionar a un privado que busca mejorar su rentabilidad: “adelantar impo, volcarse al negocio financiero es una reacción al contexto. Del otro lado, también señaló la complejidad de exportar “cuando el tipo de cambio real te lo permite”, por la inestabilidad cambiaria.
“El contexto es ajeno al empresario”, dijo e insistió en que “se toman decisiones en función del macroentorno”; “es imposible que el empresario asuma el costo de todas las ineficiencias“, remató.
En relación al futuro inmediato, y al aporte que puede representar el Swap con China, los giros que la Argentina espera del Fondo Monetario Internacional o la incorporación que prometió Dilma Russeff al Banco de los BRICS, Levigne opinó que “la solución viene por otro lado”.
“Hay un tena de asignación de dólares ineficiente“, resumió y señaló que el próximo Gobierno “tiene que apuntar a 10 años de estabilidad”.