El gobierno argentino ha reiterado en cada oportunidad su compromiso con el equilibrio fiscal, la reducción del Estado y de los costos de las intervenciones no justificadas en los mercados y con el ordenamiento monetario que dé lugar a una demanda estable por el dinero local en competencia con el dólar. En todos estos frentes ha mostrado importantes avances con un aumento de la credibilidad de los representantes de los negocios en ese compromiso.
Otro de los objetivos del gobierno, en el camino hacia una amplia reforma de la economía, es el de lograr una definitiva inserción internacional en los flujos de comercio e inversiones. Para ello, y teniendo en cuenta la necesidad de lograr una convergencia macroeconómica como paso previo para ese objetivo, las autoridades dieron muestras del camino elegido a través de la normalización de las reglas del comercio exterior desde inicios de 2024.
Entre estas acciones se encuentran la eliminación de los permisos de importación, la extensión de los plazos para la liquidación de divisas de exportadores, la inminente eliminación del impuesto PAIS (22 de diciembre) que grava las importaciones con un 7,5%, la eliminación de los derechos de exportación en un conjunto limitado, pero significativo, de productos agroindustriales (exportaciones de carne de la categoría vaca y de las cadenas porcina y láctea y reducción del 25% en las retenciones para distintas cadenas de carne bovina y aviar).
Secuencia
Concentrando la atención en el rubro de mercaderías, la discusión sobre una mayor apertura comercial repite lo ocurrido en ocasiones anteriores sobre la “secuencia” de las reformas para garantizar el éxito de los negocios en aumentar las exportaciones sin afectar gravemente al empleo por el aumento de las importaciones.
En el cortísimo plazo, esa discusión no es relevante ya que, pese a las condiciones de retraso del tipo de cambio real, los resultados del balance comercial de mercaderías han acompañado la normalización perseguida por el gobierno con buenas noticias.
En efecto, los resultados hasta octubre muestran un saldo neto positivo de US$ 15.955 millones y acumulan 11 meses de resultados positivos. En octubre, las exportaciones crecieron un 30% en comparación con el registro del mismo mes del año anterior y un 16,9% en lo que va del año (la proyección del gobierno para 2024 es del 15% de crecimiento en exportaciones, alcanzando a US$ 95414 millones en bienes y servicios).
Importaciones
Ese mes las importaciones cambiaron su comportamiento y crecieron un 4,9%. Este aumento se distribuye en mayores compras de bienes de capital y sus repuestos, automóviles como parte del intercambio compensado dentro del Mercosur, bienes intermedios vinculados a una mayor actividad y bienes de consumo debido a una incipiente apertura.
A la vez, se desplomaron las importaciones de combustibles (-60,6%) al tiempo que aumentaron sus exportaciones (2,9%). Del lado exportador, los volúmenes son los que explican los resultados favorables, en particular por la normalización de la cosecha luego de casi dos años de sequía. Los mercados internacionales, en contrario, no resultaron favorables ya que los precios de nuestros productos exportables cayeron más que los de nuestras importaciones, derivando en un efecto negativo de los términos del intercambio.
Reformas
En el plazo de los próximos dos años, en cambio, deben esperarse reformas importantes.
Para el conjunto, se encuentra aún pendiente la firma del tratado con la Unión Europea, que sigue enfrentando resistencias de parte del sector agroindustrial de varios países en ese bloque (Francia es su líder visible). A estas inquietudes se suma el efecto que ha tenido la presencia china en la región, que ha desplazado a los principales miembros del Mercosur del mercado latinoamericano de bienes industriales.
La Argentina se hará cargo a principios de diciembre de la presidencia pro tempore del Mercosur y, seguramente, buscará plantear la necesidad de una reforma que le dé impulso al funcionamiento de este bloque que se encuentra estancado hace más de una década.
Por un lado, Uruguay ya había insistido en la necesidad de ampliar los acuerdos de libre comercio del bloque y su interés particular era hacerlo con China. A la vez, el alineamiento de la Argentina y la victoria de Trump en los Estados Unidos creó en el gobierno local el interés por avanzar en un acuerdo de libre comercio entre ambos países, que podría extenderse al Mercosur. Del lado de Brasil, en el gobierno anterior se planteó la necesidad de reducir aranceles, que se encuentran entre los más altos del mundo, como mecanismo para aumentar la competitividad exportadora.
A contramano
La estrategia aperturista iría, en apariencia, a contramano de un mundo que cada día se fragmenta más en términos geopolíticos y económicos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta el punto de partida del Mercosur, ya que su estructura actual de elevados aranceles y muy limitados acuerdos comerciales de libre comercio difiere de la práctica actual de los países en desarrollo que se encuentran vinculados a los países con grandes centros de consumo (Estados Unidos, la Unión Europea, China e India, entre los principales) por vía de acuerdos comerciales que exploran las ventajas recíprocas.
Los Gráficos 1 y 2 muestran la evolución de las exportaciones e importaciones de la Argentina por grandes socios comerciales. En el caso de las exportaciones, el 70% de los envíos se han concentrado en los últimos diez años en el Mercosur, China, la Unión Europea, los Estados Unidos y el resto de los países de América del Sur.
En el caso de las importaciones, esa concentración incluye a los mismos socios con excepción de los países de América del Sur. India, por su parte, ha ido aumentando su participación al igual que otros países de rápido crecimiento en el Sudeste de Asia.
En el escenario descripto, la estrategia argentina deberá preocuparse por sus socios comerciales presentes y potenciales y por el desarrollo de un patrón competitivo y diversificado de exportaciones.
Por Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez(Trade News)