A pesar de que caerán las importaciones de energía, todavía hace queda resolver cuestiones estructurales del tipo de cambio. El análisis de los economistas

Pero, ¿por qué septiembre es el mes clave? Según el Gobierno, aflojarían las importaciones de energía, que demandaron miles de millones de dólares durante el invierno. Eso, señalan los especialistas, es cierto: no se demandará tanto gas como en los meses más fríos.

Aunque no basta solamente con que dejen de salir millones de dólares (solo en agosto, el BCRA perdió US$520 millones). También hace falta que ingresen y allí está la parte más difícil. Septiembre no es un mes particularmente robusto en cuanto al ingreso de divisas y hace falta esperar al menos otros 60 días para que comiencen a llegar las liquidaciones de la cosecha fina (principalmente trigo).

“La apuesta de llegar a septiembre u octubre en una mejor situación es parcial: van a caer las importaciones de energía, pero cuando uno mira el resto de las variables, ve que son meses menos positivos para el comercio”, explica María Castiglioni, socia de C&T Asesores Económicos. “Incluso sucede en noviembre y diciembre: históricamente, si hay déficit, hay más déficit, y si hay superávit, hay menos superávit”, añade.

“La apreciación del tipo de cambio real presiona sobre las importaciones y desincentiva las exportaciones”, agrega. En otras palabras, la economista dice que hoy el dólar oficial tiene alrededor de un 25% de atraso que explica la dinámica del comercio exterior.

En septiembre habrá un hito importante para la acumulación de reservas del BCRA, señala Ricardo Delgado, socio de Analytica: el viaje del ministro de Economía, Sergio Massa, a Estados Unidos.

“Ese viaje es crítico: hay que sentarse con el Fondo Monetario porque es prácticamente imposible cumplir con la meta de acumulación de reservas del acuerdo”, apunta, y agrega que hacia fin de año el número de dólares que hay que juntar es de US$5800 millones, hoy muy difícil de alcanzar.

Empieza la liquidación de la cosecha fina, trigo y maíz, pero está un poco complicada por el tema climático, y además hay que analizar el ‘efecto Mundial’: hay que ver de qué manera se va a llegar al evento en Qatar y con qué tipo de cambio”, suma el economista.

Después de la cosecha fina llegan los meses de verano en los que prácticamente ingresan pocos dólares por comercio exterior y se van bastantes por turismo. Además, se suman más importaciones de autos que históricamente se hacen a inicios de cada año para obtener una patente más nueva, señala Andrés Civetta, analista sectorial de Abeceb“De acá a fin de año faltan importar 70.000 unidades”, agrega, y sumado a las autopartes que hace falta ingresar para que se puedan terminar los modelos en la Argentina.

Luego, hay que esperar a la soja, que recién llega con más fuerza a partir del segundo trimestre de cada año. Todo depende, claro, de los incentivos que se establezcan para el agro, por ejemplo, las nuevas medidas que anunció el ministro de Economía sobre el régimen conocido como “dólar soja”.

Entonces, ¿afloja el cepo a fines de septiembre o no afloja? Los importadores, en off the record, aseguran que están desesperanzados. Y los economistas tampoco lo ven posible. Castiglioni concluye que la única manera en la que el Banco Central mejore sus cuentas es si se mantienen las importaciones. “Por eso vemos muy difícil que se levante el cepo”, advierte.

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