Implicancias de un estudio que ayudará a eficientizar los recursos; qué países lideran la iniciativa y por qué podría ser muy conveniente establecer acuerdos con ellos

El proyecto Seabed2030 está financiado por una institución llamada General Bathymetric Chart of the Oceans (Gebco) con base en Tokyo y apoyado por la Unesco. Gebco está encargado de mapear el suelo submarino de todos los mares y océanos del planeta hacia el 2030. Paradójicamente, se conoce más de la superficie de la Luna o de Marte que el fondo de nuestros océanos. Y ¿para qué quisiéramos realizar tremendo mapeo? La respuesta es tan sencilla como estratégica. Es sencilla por la utilidad de los entregables del proyecto y estratégica por el uso que se le pueda dar a esa data al transformarla en información. La data mapeada nos permitirá prevenir tsunamis; rutear cables submarinos de manera más eficiente (internet); predecir tormentas con mayor efectividad; inferir recursos de “offshore oil & gas” y “offshore mining”; establecer patrones relativos a la temperatura del agua y establecer patrones de migraciones pesqueras; establecer rutas de navegación más seguras; mejorar el diseño de buques para la navegación en aguas polares; determinar zonas seguras para el desarrollo de emprendimientos hoteleros y marinas sobre las costas; medir el régimen de erosión de costas con impacto en el “real estate”; identificar zonas de potencial energético para el desarrollo de energías marinas (undimotriz / mareomotriz / maremotérmica); medir el régimen de sedimentación de las grandes vías navegables interiores y establecer las zonas ideales para la construcción de terminales fluviales y desarrollo de recursos ictícolas de agua dulce (principal fuente de proteínas para un tercio del planeta); identificar placas tectónicas submarinas susceptibles de producir energía geotérmica en gran escala, y aplicaciones militares varias – entre otras tantas.

La Argentina cuenta no sólo con su Zona Económica Exclusiva de 200 millas náuticas en donde ejerce plenamente sus derechos de exploración y explotación de la columna de agua, suelo y subsuelo submarino, sino también de una plataforma continental que llega hasta las 350 millas náuticas, según lo establecido por United Nations Convention on the Law of the Sea ((Unclos). En esa extensión adicional, la Argentina tiene pleno derecho sobre especies bentónicas así como también (lo más importante de lejos) a todo lo relativo al subsuelo submarino.

Lo estratégico pasa por la transformación en información de dicha data y el uso que se le dará. ¿Quiénes? Aquellos que tengan la tecnología. Aparte de Gebco, coordina el proyecto el NOC o “National Oceanographic Centre” de Southampton, Inglaterra, quienes trabajan conjuntamente con entes asociados en Wellington, Nueva Zelanda; Estocolmo, Suecia; Hamburgo, Alemania; Italia y Estados Unidos.

Los países nombrados son pioneros en aplicaciones de tecnologías submarinas y seguramente, verían con beneplácito una actitud constructiva de nuestro país en vistas a su enorme potencial marítimo-patagónico, de aguas interiores y aplicaciones antárticas. A su vez, ¿no sería una oportunidad para comenzar a discutir un potencial Mercosur-Reino Unido? La Argentina tiene todo lo que Inglaterra necesita y ellos tienen todo lo que a nosotros nos conviene. Hay recursos naturales de enorme valor que no están tan disponibles, mientras que los desarrollos tecnológicos se encuentran bastante atomizados a lo largo y ancho del mundo desarrollado.

El Brexit le ha pegado muy duro al Reino Unido, quien sólo ha podido avanzar en un TLC con Japón desde entonces. Y las tensiones este-oeste no paran de crecer, además de las disrupciones en el “supply chain” este-oeste, todo lo cual les impacta negativamente. Para acceder a las tecnologías y acuerdos comerciales de bloque, la Argentina debe alinearse con occidente – cosa que está ocurriendo. No hay otro camino que la cooperación, el desarrollo, y el comercio. Último dato: Japón quiere avanzar con el Mercosur, ¿por qué será?

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