Los gremios que agrupan a los trabajadores de la recientemente disuelta Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Aduana anunciaron un paro de actividades con un apagón informático durante tres días consecutivos. La medida, que tendrá lugar de 10 a 12 horas los días miércoles, jueves y viernes, podría generar un fuerte impacto en las operaciones de comercio exterior, afectando tanto el despacho de exportaciones como el ingreso de importaciones. La decisión fue anunciada por la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos (AEFIP) mediante un comunicado de prensa.

El paro afectará el funcionamiento de la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Aduanas (DGA), interrumpiendo los servicios de emisión de documentos aduaneros, fiscalización y gestión de permisos, lo cual generará un cuello de botella en los puertos y puntos de entrada clave. Las operaciones de exportación e importación dependen en gran medida de la fluidez y continuidad de estos procesos, por lo que los cortes anunciados impactarán de manera directa en la logística y en la economía nacional.

En el comunicado difundido, la AEFIP destacó que las medidas fueron tomadas como respuesta al anuncio del Gobierno de disolver la AFIP, lo que generó preocupación entre sus trabajadores por la estabilidad de los puestos de trabajo y por las implicancias en las operaciones aduaneras. Sin embargo, el foco del sector productivo se centra en las posibles complicaciones logísticas que podrían derivar de la interrupción de servicios esenciales para la exportación e importación de mercancías.

Interrupción de actividades en la Aduana y la DGI

El paro convocado afectará todas las seccionales del país, amplificando el impacto sobre las operaciones a nivel nacional. Además de la suspensión de tareas, las acciones incluirán asambleas de trabajadores para discutir los próximos pasos y definir futuras medidas. Los gremios señalaron que esta es una primera etapa de medidas de fuerza, pero no descartaron profundizar las protestas si no hay un cambio en las políticas del gobierno.

La preocupación central radica en la acumulación de trámites y la imposibilidad de realizar gestiones críticas para el comercio exterior, como la emisión de documentos de importación y exportación, el despacho de aduanas, la liquidación de derechos de exportación y el control de mercaderías. La paralización de estos procesos puede desencadenar consecuencias en la logística, tanto a nivel nacional como internacional, generando costos adicionales para las empresas que dependen de un flujo constante en la cadena de suministro.

Consecuencias en la logística y el comercio exterior

El apagón informático, que paralizará los sistemas de gestión digital, afectará directamente a las plataformas de despacho y control de cargas, con la posible consecuencia de generar dificultades para muchos contenedores y camiones que pueden quedar a la espera de la reanudación de actividades.

Como consecuencia, los exportadores podrían percibir un aumento en los costos logísticos debido a las demoras en los trámites, la congestión en puertos y centros de distribución, y la necesidad de reprogramar embarques y entregas.

El paro afectará el funcionamiento de la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Aduanas (DGA), interrumpiendo los servicios de emisión de documentos aduaneros, fiscalización y gestión de permisos, lo cual puede generar un cuello de botella en los puertos y puntos de entrada clave .

Empresas del sector anticipan complicaciones que podrían derivar en incumplimientos de contratos internacionales y en la imposición de multas por parte de sus socios comerciales. Las demoras generadas por estas medidas de fuerza podrían tener repercusiones a largo plazo, afectando la confianza de los clientes en la capacidad de respuesta del comercio exterior argentino.

Riesgo de pérdida de competitividad y confianza internacional

Un apagón informático de este tipo implica un riesgo significativo para el comercio exterior, ya que las plataformas de gestión aduanera son fundamentales para coordinar las operaciones internacionales. La paralización de estos sistemas, sumada a la suspensión de actividades, aumenta el riesgo de acumulación de trámites y complicaciones en los controles de mercaderías. Esta situación, en un contexto de alta demanda de exportaciones, podría derivar en la pérdida de oportunidades comerciales y afectar la reputación de Argentina como un socio confiable en el mercado global.

El paro aduanero no solo puede generar repercusiones en la logística de productos exportados, sino también en los bienes que ingresan al país, incluyendo insumos esenciales para la producción local. La acumulación de cargas y la falta de operatividad en las plataformas de control podrían desencadenar retrasos significativos en la cadena de suministro, con efectos negativos en la producción industrial y en la disponibilidad de productos en el mercado interno.

Fuente: Movant

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