Tras el endurecimiento de los controles a través del Sistema de Importaciones (SIRA), desde el Ejecutivo dieron nuevas señales sobre cómo seguirá la operatoria del comercio exterior este año

 El Gobierno negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI) relajar la meta de reservas internacionales del primer trimestre, el período más débil de ingreso de divisas, a la espera de una liquidación del campo que, tras las distorsiones que generó el dólar soja y la sequía, hoy tiene condicionantes. Esa entrada de dólares será determinante para el ritmo de acumulación del BCRA pero también para las importaciones.

Del ahorro por las importaciones de energía, estimado en unos u$s 2100 millones para este año, una parte pasó a ser destinado a la recompra de bonos del Tesoro con el objetivo de mejorar el perfil de la deuda y calmar las tensiones en el mercado. Esto preocupó a los sectores que esperaban que se abriera el grifo para las compras de insumos y bienes en el exterior y el Gobierno armó una mesa de discusión con la industria para evitar cuellos de botella críticos para la actividad.

CAUTELARES PARA IMPORTACIÓN

Con menos divisas, los controles seguirán a la orden del día. El titular de la Aduana, Guillermo Michel, celebró que la cuenta de las importaciones a través de cautelares quedó “casi en cero”, luego de haber arrancado la gestión con un pendiente en el sistema judicial de u$s 2600 millones.

En ese marco, el Gobierno confía en llegar a un número clave para las importaciones. “Se va a cumplir la pauta del Presupuesto 2023”, aseguran en el Ejecutivo luego de que se conociera el arranque en rojo de la balanza comercial.

Tras los u$s 14.700 millones de superávit comercial de 2021, el Presupuesto 2023 preveía cerrar el 2022 con una balanza positiva de u$s 7751 millones. El resultado fue u$s 828 millones menor: el saldo a favor marcó u$s 6923 millones el año pasado.

Para el 2023, en tanto, el Presupuesto estimó un saldo positivo de u$s 12.347 millones, ya sin el costo de lleno de la invasión de Rusia a Ucrania pero antes de que se conocieran los informes que por la sequía pronostican ingresos menores en al menos unos u$s 20.000 millones para este año por las ventas del sector primario.

Para llegar, entonces, habrá que ajustar más la salida de dólares a través de las importaciones. Pese al ahorro en las compras de energía, el escenario hace prever un mayor torniquete sobre los bienes de consumo, pero también más controles sobre la evasión y la triangulación. Es una de las formas con las que el Gobierno busca controlar la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones, los mecanismos habituales para la fuga de divisas.

En ese marco, la Aduana y AFIP activarán nuevas regulaciones para sectores clave donde se sospecha la triangulación, como la minería, y apuntan a los acuerdos de información con otros fiscos para reforzar los controles.

LA BALANZA COMERCIAL 2023

Para los economistas, el saldo comercial de 2023 será incluso menor que el de 2022, a contramano de lo que propone el Presupuesto. Se plantea “una actividad que permanecerá casi estancada -creciendo en torno a 1% promedio durante 2023- y que por consiguiente demandará menos compras del exterior”, según detalló la consultora Abeceb.

“En caso de que el efecto de la sequía se acentué, es esperable que continúe un deterioro en el saldo comercial para los meses entrantes“, advierten los economistas de ACM, que también marcan que en enero crecieron las compras de combustibles al exterior, en lugar de cumplirse con la premisa de menor gasto de dólares en energía. Mientras que las importaciones en general sólo crecieron 2,5% en enero, combustibles y lubricantes tuvo una variación de 96,1% contra el mismo mes del año anterior, con cantidades que crecieron un 67% y en precios un 14,4% más altos.

La tasa de crecimiento de las exportaciones prevista en la ley de la administración pública en 2023 es de 7,1%, mientras que estima que las importaciones sólo avanzarán un 2% este año.

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