Las restricciones que impone el cepo al dólar en las operaciones comerciales internacionales continúan tensando la actividad productiva, provocando el efecto menos deseado: el aumento de los costos intermedios -que terminará pagando el consumidor- y el riesgo en el empleo ante la posibilidad de suspender actividades por desabastecimiento de insumos.
La falta de dólares, la negativa del Gobierno a sincerar con una devaluación la precariedad de sus cuentas, la multiplicación de controles y la proliferación de normas para poder hacer negocios con el exterior cristalizan un entorno de negocios similar al de Venezuela.
El 20 de abril pasado, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) volvió a modificar la compleja normativa de Exterior y Cambios, esta vez para informar un parking de 90 días antes del giro de los dólares para cancelar los servicios de fletes marítimos.
Pero el BCRA sólo ofició de brazo ejecutor de una política de resguardo extremo de los dólares que lidera el ministro de Economía, Sergio Massa, asesorado por el director general de Aduanas, Guillermo Michel, y no hubo respuesta al pedido de las empresas.
Cepo al dólar y riesgo cambiario: dos claves para esta decisión
La advertencia del sector privado fue clara: si esta norma se mantiene, las líneas marítimas podrían optar por cobrar los fletes en dólares en el exterior, para resguardarse del riesgo cambiario que provoca sentarse por 90 días en pesos, con una inflación cercana al 8% mensual y la latencia de una devaluación siempre en puerta.
Si las compañías marítimas internacionales “cierran la caja” en Buenos Aires, las empresas verán mayores costos en la compra de sus insumos y menores condiciones de competitividad al exportar: mientras antes pagaban un flete en pesos equivalentes al dólar oficial, ahora deberán arbitrar la manera de hacerse de dólares para cancelar en el exterior.
Si un exportador pasa a ser más caro frente a sus competidores porque sus clientes se hacen cargo del flete, a la hora de importar insumos se quedan sin mayor margen: si acceden a los dólares financieros para pagar el flete quedan excluidos del acceso al MULC -que necesitan para importar- por lo que la única alternativa restante es exprimir, todavía más, el financiamiento de sus proveedores y casas matrices, a los que “piden” desde marzo de 2022, cuando comenzó a cerrarse el grifo con más fuerza.
Finalmente, las advertencias se cumplieron, y las principales compañías marítimas internacionales que mueven barcos y contenedores por todo el mundo le comunicaron a sus clientes la decisión de “dejar de cobrar en la Argentina“.
“Con base a las recientes medidas tomadas por el BCRA en relación con las transferencias internacionales de divisas que afectan los servicios que presta Maersk, informamos que a partir del 15 de mayo todas las facturas de los envíos a la Argentina serán pagaderas en origen”, informó Maersk a sus clientes.
Maersk es el principal transportista mundial de cargas. Su patrón comercial y operativo es tendencia en la industria.
La naviera Hamburg Süd (parte de Maersk) operará de las misma manera, en tanto que la alemana Hapag-Lloyd comunicó que “a partir del 19 de mayo de 2023, para reservas confirmadas de importaciones con destino a la República Argentina, sólo se aceptarán pagos en origen (modalidad prepaid)”.
Medidas que tomarán si aumenta la volatilidad y no cambian la resolución
iProfesional consultó a los principales ejecutivos de otras 2 importantes líneas marítimas responsables del transporte de los insumos, bienes de capital y bienes intermedios (el 83% del total de las importaciones argentinas) para confirmar la línea de acción que tomarán.
“Por ahora, seguimos igual (cobrando en pesos y girando luego al exterior) pero todo podría cambiar si esta resolución se prolonga y si aumenta la volatilidad cambiaria“, explicaron en una naviera.
En otra complementaron: “Lo más probable es que adoptemos la misma decisión (que Maersk). No vamos a ir a la guerra con un escarbadiente”.
“Es una locura. Ningún país serio hace esto, ninguno. Un puerto en donde no se acepta pagar el flete es un puerto que está más cerca de quedarse sin buques”, agregó.
“Esto rebaja todavía más nuestras expectativas de integración del comercio exterior con el mundo”, lamentó Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).
Desde la Unión Industrial Argentina, Eduardo Rodríguez señaló que la respuesta de las navieras a la decisión del Gobierno “cambia absolutamente todo, y todos van a caer en ese embudo”.
El también secretario del Consejo de Cargadores por la entidad fabril manifestó que “las empresas argentinas ya tienen comprometidos alrededor de 15.000 millones de dólares en financiamiento de sus proveedores y casas matrices, principalmente en la industria automotriz, ¿Y ahora les pedimos que además agreguen también el flete?”.
“Son todos datos que transforman al país en un ‘puerto sucio’ para el comercio exterior. Es algo que toda la industria marítima trata de evitar”, agregó.
Referentes del sector marítimo local no descartan una posible nueva reunión con las autoridades. En tanto, las embajadas también se empezaron a mover pidiendo una contemplación que no encuentra margen de maniobra en la Administración. Algunas de ellas, incluso, de países que son financistas de la Argentina y que, no obstante, ven cómo sus empresas no pueden cobrar por los servicios prestados al país.
Emiliano Galli (Yahoo Finanzas)