El comercio exterior argentino registró en junio su mejor desempeño del año en términos de saldo: un superávit comercial de 906 millones de dólares. Sin embargo, el dato esconde más una advertencia que una celebración: el saldo acumulado entre enero y junio fue de 2.788 millones, lo que implica una caída del 74% respecto del mismo período de 2024, cuando el superávit alcanzó los 10.742 millones.
La advertencia central del Monitor Comex elaborado por el Instituto de Estrategia Internacional (IEI) radica en la divergencia entre las exportaciones, que crecieron un modesto 4% en el primer semestre, y las importaciones, que se dispararon un 34,6%. Esta asimetría refleja tanto un repunte de la actividad interna como un deterioro relativo del frente externo.
En términos interanuales, las exportaciones de junio crecieron un 10,8%, alcanzando los USD 7.275 millones. El aumento se explicó exclusivamente por mayores cantidades (11,2%), ya que los precios promedio cayeron 0,4%. Según el IEI, todos los grandes rubros exportadores mostraron incrementos físicos, destacándose el crecimiento de los combustibles y energía (+110,5% en cantidades), aunque con una fuerte caída de precios (-17,2%).
La composición de la canasta exportadora revela los tradicionales pilares agroindustriales y energéticos. Cuatro productos explicaron buena parte del ingreso de divisas: harina y pellets de soja (USD 753 millones), crudo de petróleo (USD 739 millones), maíz (USD 647 millones) y aceite de soja (USD 478 millones).
En contrapartida, las importaciones totalizaron USD 6.370 millones, lo que implicó un salto interanual del 35,9%. El aumento fue impulsado enteramente por un fuerte crecimiento en cantidades (53,2%), ya que los precios promedio retrocedieron un 11%. En particular, se destacan los aumentos en vehículos automotores de pasajeros (+269,9%), bienes de capital (+98,3%) y bienes de consumo (+85,8%).
Paradójicamente, los combustibles y lubricantes fueron el único rubro con caída en cantidades (-58,8%), pese a un leve repunte en precios (+4%). Este dato podría estar vinculado a factores estacionales o a una mayor disponibilidad local de energía, a partir de la reversión del Gasoducto Norte y el inicio de exportaciones desde Vaca Muerta.
Los datos país por país muestran una marcada disparidad. Mientras las exportaciones hacia Brasil (-3,1%) y China (-15%) cayeron, crecieron con fuerza hacia India (+52,1%), Chile (+14,1%) y Estados Unidos (+17,6%). En términos de balanza bilateral, Argentina registró déficit con Brasil (USD -3.299 millones), China (-5.227 millones) y la Unión Europea (-1.642 millones), mientras logró superávits con Chile (USD 2.804 millones) e India (USD 1.669 millones).
La dinámica comercial parece sugerir un rebote de la demanda interna –reflejado en mayores importaciones de bienes de consumo y capital– que no encuentra su correlato en una recuperación equivalente de las exportaciones. La mejora del tipo de cambio real, las condiciones climáticas favorables y la normalización de los precios internacionales no alcanzaron para revertir completamente la tendencia declinante de los saldos externos.
Aún así, el IEI destaca que junio marcó el 19° mes consecutivo con superávit, confirmando una tendencia iniciada en diciembre de 2023 tras varios meses de déficit. La continuidad de este desempeño dependerá de factores tanto internos (nivel de actividad, disponibilidad de divisas, política cambiaria) como externos (precios internacionales, demanda global, acuerdos comerciales).
En un contexto macroeconómico donde cada dólar cuenta, la evolución del comercio exterior continuará siendo un termómetro clave para medir la sostenibilidad de la recuperación. El superávit persiste, pero cada vez con menos margen: una señal de alerta para quienes confían en el saldo comercial como ancla de la estabilidad.
Fuente: Revista Mercado