El mercado común creado en 1991 no tiene que limitarse solo a una unión aduanera
El Mercado Común del Sur (Mercosur) se creó el 26 de marzo de 1991 con la firma del denominado Tratado de Asunción por parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. El acuerdo estableció que el Mercosur debería estar conformado formalmente el 31 de diciembre de 1994 y fijó metas muy ambiciosas para su desarrollo, estableciendo la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, a través de la eliminación de los derechos aduaneros y restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías, es decir una Zona de Libre Comercio (ZLC). Pero también determinó la creación de un Arancel Externo Común (AEC) con relación a terceros países o agrupación de países, es decir una Unión Aduanera (UA). El AEC debería abarcar unas 9300 posiciones de la nomenclatura arancelaria común del bloque y entró en vigencia, con varias excepciones, el 1°de enero de 1995.
En junio de 1996, el Mercosur incorporó a Chile como estado asociado a la ZLC, pero sin la obligación del AEC, estatus que mantiene actualmente. En julio de 2015 se firmó el protocolo de adhesión de Bolivia al Mercosur, incorporándose formalmente como miembro en noviembre de 2023. Por motivos políticos, Venezuela se integró oficialmente como miembro pleno en 2012, pero su participación ha sido nula desde entonces. La última estadística de comercio exterior aportada fue en 2014.
En la primera década de su funcionamiento, el Mercosur logró buenos resultados en lo que respecta a su integración comercial. En 1990, año previo a su formación, el comercio intrazona, es decir las exportaciones de cada país a los demás miembros sumaron en conjunto 8124 millones de dólares, representado el 8.9% de sus exportaciones totales. En 1998, el valor de las exportaciones intrazona alcanzó a 20.363 millones de dólares, equivalente a 25.2% del total. En ese momento se pensó que el Mercosur tenía un gran potencial de crecimiento, ya que el porcentaje que tenía el comercio intrazona de la Unión Europea (UE) era superior al 60%.
Pero a partir del año siguiente, las crisis que afectaron tanto a Brasil como a la Argentina hicieron que estos países tomaran decisiones unilaterales, violando el AEC, fijando cupos y salvaguardias, derechos específicos de importación y licencias no automáticas para importar, que afectaron el comercio intrazona del bloque. Como consecuencia, en 2022 su participación sobre el total exportado cayó significativamente a 10.3%, es decir nivel similar al de 1990, si bien aumentó el valor a 45.805 millones de dólares. Aun con esta baja, el Mercosur sigue siendo relevante para la Argentina, ya que participa con el 17.5% de sus exportaciones totales y en el caso de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), con el 41.3% de este rubro.
No fueron solo los conflictos comerciales internos los que pusieron un freno al crecimiento del Mercosur. El poder de compra de los países miembros es muy bajo en relación al de los países desarrollados. Según el Banco Mundial, el PBI por habitante del bloque fue en 2022 de 9.803 millones de dólares, frente a 37.432 millones de la Unión Europea. Por otra parte, tanto Brasil como la Argentina son altamente proteccionistas en materia de comercio exterior. En ese año, las importaciones de Brasil representaron solo el 15.2% del PBI y las de la Argentina el 12.9%. El porcentaje de la UE es 44.6%. Las importaciones por habitante también reflejan esa diferencia: Argentina, 1763 dólares y Brasil, 1357 dólares, frente a 7051 dólares de la UE. El promedio del Mercosur fue de 1481 dólares.
Este proteccionismo es consecuencia básicamente del elevado nivel arancelario del bloque. Inicialmente, el AEC máximo era de 20% pero con el tiempo se llegó en algunos rubros, como el automotor, textiles y calzado, a un arancel de 35%, el máximo convalidado ante la Organización Mundial del Comercio (0MC). Estos niveles fueron los que provocaron el rechazo de Chile para integrarse al Mercosur como miembro pleno, ya que en ese momento su arancel uniforme era de 11% para todos los productos, arancel que actualmente es de 6%. Además, el grado de apertura de su economía era y sigue siendo superior al del Mercosur. El porcentaje de importaciones sobre PBI de Chile es de 34,7%.
Estos datos muestran los límites al crecimiento que enfrenta el Mercosur con su actual conformación como Unión Aduanera. Si la Argentina quiere abrirse al mundo, hacer más competitivo su mercado interno y contribuir a la estabilidad de precios, debe independizarse de este “corset” que le impide bajar su elevado nivel arancelario. Por otra parte, solo la competencia internacional puede llevar a que las empresas alcancen un nivel de eficiencia que les permita exportar manufacturas. El camino es cambiar el estatus del Mercosur, de Unión Aduanera a Zona de Libre Comercio, eliminando el Arancel Externo Común. Para ello hay que convencer a Brasil, ya que los otros miembros del bloque son más aperturistas, como surge de su proporción de importaciones sobre PBI.
Pero además de permitirle fijar menores aranceles frente a terceros países, una ZLC posibilitaría a la Argentina la realización de más acuerdos comerciales bilaterales con países y grupos de países. Actualmente, además de Chile, el Mercosur mantiene acuerdos con la Comunidad Andina, Egipto, India, Israel, México, Perú, Colombia, Cuba y la Unión Aduanera de Africa del Sur, pero ninguno de ellos, salvo el de Chile, es de importancia en volumen y ventajas comerciales. Los acuerdos comerciales son de fundamental importancia para poder competir en igualdad de condiciones donde la Argentina debe enfrentarse a otros países que sí tienen acuerdos de desgravación arancelaria. Por ejemplo, Chile ha firmado 33 acuerdos comerciales, entre otros, con Estados Unidos, Canadá, México, China y la Unión Europea.