Adías de la asunción como presidente, Javier Milei identifica el desarme de la “bola” de Leliqs, las letras de liquidez que el Banco Central utiliza para absorber pesos, como el principal escollo de la macroeconomía. Sin embargo, en paralelo germina un foco de conflicto que no para de crecer: la deuda récord de la autoridad monetaria con importadores.
Según estimaciones de la consultora Romano Group, a octubre de 2023 el monto adeudado por el BCRA supera los USD 58.500 millones. Para entender la magnitud del guarismo, es un tercio más que el total del préstamo que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le otorgó a la Argentina en 2018 por USD 44.000 millones.
Hasta finales de 2021, la cifra se mantenía estable en USD 30.000 millones. No obstante, las restricciones a las importaciones por la escasez de dólares agravaron el panorama en el último año y medio y el próximo gobierno deberá buscar un mecanismo para lidiar con el parate importador que complica la actividad económica.
En parte, la virtual parálisis del flujo de divisas para importar bienes y servicios se explica por el rojo en las reservas brutas del Central. A lo largo de 2023, la autoridad monetaria sacrificó más de USD 22.000 millones y las tenencias netas se ubican en un terreno negativo de -USD 10.000 millones.
La posición de debilidad de la entidad presidida por Miguel Ángel Pesce limita la liberación de moneda extranjera para la adquisición de productos desde el exterior. De hecho, en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), donde los importadores deberían hacerse de dólares para ingresar la mercadería, el Banco Central acapara toda la oferta.
Deuda comercial récord: qué implicancias tiene en la economía
Consultado por PERFIL, el jefe de Research de Ecolatina, Santiago Manoukian, explicó que la deuda comercial provoca consecuencias tanto a nivel micro como macroeconómico para las empresas del sector privado.
“Desde el punto de vista micro, una de las primeras incidencias es que daña las relaciones comerciales de muchas empresas con sus proveedores porque se generan incumplimientos en los plazos acordados de pagos y de giros de divisas al exterior”, aseguró.
En cuanto a la perspectiva macro, Manoukian distinguió “una carga de deuda de pasivos en moneda extranjera que deben cancelarse hacia adelante para poder evitar caer en irregularidades financieras en pagos al exterior y con las casas matrices”.
Para el director asociado de EcoGo, Sebastián Menescaldi, la contrapartida del vigoroso crecimiento del endeudamiento del Banco Central con las firmas importadoras es la expansión de las letras de liquidez (Leliq) cuyo stock supera los $21 billones.
“Hoy la economía argentina tiene una gran cantidad pesos excedentes que es la contraparte de este excedente de deuda comercial respecto a la historia. Las importadoras tomaron deuda en el exterior para poder importar, se quedaron con pesos acá y no las pudieron pagar. Esos pesos los pusieron en plazos fijos o fondos comunes de inversión y todo eso se va reinvirtiendo en las Leliqs“, describió Menescaldi.
El propio Milei sostuvo que antes de eliminar el cepo cambiario y las demás restricciones deberá “resolver el tema” de los pasivos remunerados del Central e implementar una reforma del Estado para “poner en caja las cuentas públicas”, aunque evitó brindar precisiones sobre cuánto tiempo insumirá dicho programa.
Bajo la óptica del Economista Jefe de Libertad y Progreso, Eugenio Marí, la deuda con importadores afectó a la Argentina en un plano reputacional y en una dimensión monetaria de forma simultánea.
“Por un lado, porque golpeó la reputación del país como cliente, desatando reclamos empresariales y diplomáticos. No nos posiciona como un socio comercial confiable. Lo segundo es un riesgo monetario: las empresas necesitan pagar estas deudas y para eso tienen que hacerse con divisas, lo que presiona sobre la demanda en el mercado cambiario”, evaluó.
Deuda con importadores: cómo condiciona al próximo gobierno
Los condicionamientos al acceso de dólares para importar se hicieron sentir en las últimas semanas con la falta de insumos médicos que demoraron cirugías de variada urgencia, la parálisis de las plantas automotrices y hasta el reclamo de Paraguay a la Argentina por el retraso en el pago de las bananas importadas.
Los tres casos utilizados a modo de ejemplo presentan un denominador común: el BCRA no giró las divisas para hacer frente a los compromisos contraídos con los proveedores externos. Si el fenómeno se amplifica al resto de los sectores que requieren de insumos importados para producir, el panorama no luce alentador.
En tal sentido, Manoukian anticipó que el gobierno de Javier Milei estará limitado para ordenar la limitación externa porque no hay dólares suficientes para hacerlo rápidamente y eso podría derivar en que “muchas empresas restrinjan sus importaciones porque sus proveedores o casas matrices frenan los envios hasta tanto no se regularice la situación”.
Por su parte, Menescaldi juzgó que los más de USD 58.000 millones adeudados conspiran contra la salida del cepo cambiario ya que el “excedente de pesos en parte por la deuda comercial y el equivalente a las utilidades y los dividendos no transferidos al exterior”.
“Si se levanta de forma inmediata, esos pesos se irían al dólar y lo llevarían a cualquier lado teniendo en cuenta que el BCRA no tiene dólares”, advirtió el economista, que propuso la emisión de un bono en dólares para que las empresas suscriban por sus utilidades como alternativa.
Para Marí, la solución yace en la unificación de los tipos de cambio y la implementación de un “cronograma gradual” para que toda la demanda de divisas no se vuelque al mercado el día uno, pero “con la credibilidad de que a partir de ese momento se dejará de agrandar la deuda y se podrá operar con normalidad”.
La advertencia de la Cámara de Comercio de EE.UU. sobre la deuda comercial
A propósito de este desafío para la administración entrante, desde la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) emitieron un comunicado para advertir sobre la “abultada deuda comercial que las empresas importadoras han acumulado con sus proveedores locales o del exterior”.
En tal sentido, la entidad comercial alertó que las compañías que importan insumos y bienes del exterior se encuentran en una “posición crítica” por un abanico de factores como el “límite de créditos con proveedores agotado, la cancelación de entregas de insumos y productos por haber superado dichos límites” y “los costos de logística, de almacenaje y aduaneros absolutamente innecesarios”, entre muchos otros.
Según estimaciones de la AmCham, la deuda acumulada total ascendería a USD 56.000 millones y el principal acreedor son las propias empresas (intraempresaria), con más de la mitad del total (59%), y en segundo lugar, los proveedores que los financian (36%).
A fin de desarmar la ingeniería que limita el ingreso de mercadería desde el extranjero, la Cámara sugirió a La Libertad Avanza “garantizar el pago de las deudas que a futuro se generen por importaciones (flujo)” y “permitirles a los importadores o acceder al MULC o a los dólares financieros para el stock de deudas, con posibilidad de alternar entre los distintos tipos de cambio sin limitación alguna”.
Como tercera opción, postularon que “si las limitaciones por la falta de reservas liquidas en el BCRA imposibilitaran el acceso al MULC, proponemos gestionar con las empresas su cancelación futura mediante el acuerdo de un sendero de pago creíble, confiable, comprometido y finalmente respetado”.
MFN