El requisito de idoneidad está regulado en una multiplicidad de profesiones y oficios. Es decir, va más allá de una buena imagen consagrada o recomendación a voces.

Así como uno busca un gasista matriculado porque garantiza idoneidad en su desempeño, lo mismo pretende en un escribano, contador, actuario, cirujano, anestesista, etc, etc, etc.

En este sentido, resulta impensado, ilógico o hasta absurdo que, a una profesión, se le quite la “idoneidad” por decreto.

Decorativo

La desregulación masiva y apresurada que pretende instalar -de manera necesaria y urgente- el gobierno de Javier Milei, transformó en decorativa la figura de quien hasta ahora facilita las operaciones, asesora a las pymes y asegura la cadena del comercio exterior.

Es lo que les sucedió a los despachantes de aduana con el más que polémico DNU 70/23, que eliminó el registro de despachantes, haciendo prescindibles sus servicios para documentar exportaciones e importaciones, mutilando a la Aduana de sus auxiliares para el control y la recaudación, y borrando de un plumazo más de 100 años de una relación de derecho público donde los despachantes están no sólo obligados a rendir exámenes y mantenerse actualizados, sino también a presentar garantías pecuniarias y a informar a organismos de Estado como la UIF sobre operaciones sospechosas.

Esencia pasada

Lejos quedó el pandémico 2020 donde los despachantes de aduana eran uno de los actores esenciales que debían continuar prestando servicios para que la economía no se frenara, a la par de los médicos, policías o transportistas.

Con su prescindencia decretada, más lejos y borroso es el escenario para la Aduana, que se apoyaba en estos sujetos obligados para sus tareas de control y recaudación. Control del contrabando y el narcotráfico. Recaudación de los derechos de exportación y filtros necesarios mientras duró el cepo en las importaciones.

¿Quién más idóneo y confiable para la Aduana que un despachante inscripto en un registro, con un historial al alcance de la mano, garantías económicas presentadas, y con responsabilidad bajo tela de juicio permanente frente a declaraciones inexactas y errores en la documentación que suponían, desde la inmediatez de los sumarios administrativos hasta la suspensión del registro?

Capítulo aparte merecerá la coyuntural y política indiferencia planteada por la Aduana ante la posibilidad de consagrar definitivamente la desaparición del registro de despachantes.

Garantía

Así como sería ilógico suspender el registro de gasistas matriculados, porque su tarea es garante de la salud y seguridad públicas, lo mismo sucede con los despachantes porque, de su conocimiento, también depende la seguridad pública durante su función de medium entre la Aduana, la intervención de terceros organismos y los operadores privados.

Juristas de renombre, como Ricardo Xavier Basaldúa, miembro fundador de la Academia Internacional de Derecho Aduanero y ex presidente del Tribunal Fiscal de la Nación, y Héctor Guillermo Vidal Albarracín, corredactor con Basaldúa del Código Aduanero, sencillamente no encontraron explicaciones a la falta de debate y a la devaluación del despachante, a quien se buscó asimilar a la figura de un “gestor”, como si fuera un cadete premium del comercio exterior.

Resabios del primer macrismo

El fatídico error de presunción en el que se apresuró a caer el Gobierno -en un desliz de soberbia que parece tomado prestado de administraciones recientes- derivó en el preconcepto de que el vínculo entre el comercio exterior, la Aduana y los despachantes se asemeja al de un “quiosco”.

En este nivelar hacia abajo, proyectaron en quienes son los más interesados en un comercio exterior ágil, fácil y competitivo los desmanejos de varios Gobiernos con cepos y trabas, responsabilizando a los despachantes de males que no generan y que padecen. O peor, incurriendo en la peor de las perezas: la generalización.

Recurso extendido

De acuerdo con la Organización Mundial de Aduanas, el porcentaje de cargas de exportación e importación que son documentadas por despachantes, en América Latina, supera el 93% en Chile, el 95% en la Argentina, el 97% en Brasil y el 98% en Uruguay.

En la Argentina no es obligatorio contratar un despachante. Pero así lo elige hacer el 95% de las cargas, de manera sistemática.

El presidente del Grupo Consultivo Privado de la OMA para las Américas, Alfonso Rojas, señaló en un reciente seminario internacional organizado por el Centro Despachantes de Aduana -de donde se recogieron las preocupaciones aquí volcadas- que “no hay otro actor en la cadena del comercio exterior que tenga en su ADN el compliance aduanero como lo tiene el despachante”.

Fe en el amparo

Será cuestión de esperar si el amparo presentado para la revisión de una norma -que pensó en un articulado específico para defenestrar al registro de 5000 despachantes que hay en el país- podrá devolver el status ganado a prueba de idoneidad por estos auxiliares del servicio aduanero.

Pretender que cualquiera puede documentar una operación de comercio exterior, clasificando una mercadería, es dar lugar a una improvisación que desconoce la complejidad del sistema aduanero argentino, de la multiplicidad de normas que lo abrazan, así como de su interpretación.

Por  (Trade News)

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