El 100% de las importaciones argentinas se cursan a través de 20.000 empresas que compran al exterior, según datos privados. Las pymes con certificado ya podían pagar a 30 días. Medianas y grandes mejoran su posición a 60 días desde 120 anteriores
“Lo bueno es que se está regularizando todo. Históricamente, si se mira el volumen de dólares para importación la mitad de lo que se consume Argentina lo ocupan unas 250 empresas, explicó. Eso quiere decir que de unos u$s4.000 millones promedio que se importan en la actualidad, en un contexto de recesión, unos u$s2.000 millones corresponden a ese grupo de firmas grandes.
Furci detalló que el resto de la demanda de dólares para importar está en cabeza de unos 20.000 cuits de empresas, entre los cuales también hay grandes, medianas y pequeñas.
Aunque indicó que “esta decisión, tiene impacto positivo sobre las grandes” a la larga tiende a tener un efecto “positivo general”. Argentina está en mejor condición para negociar con sus proveedores en el exterior. Se van a reducir los costos financieros.
Furci también destacó que “hay un grupo de empresas que son pymes en Argentina pero que son filiales de empresas grandes del exterior, que aún teniendo pocos empleados no podían importar a 30 días porque no podían conseguir el certificado pymes”. “A ese grupo de empresas se le facilita”, explicó.
El empresario consideró que en función de estas mejoras “las empresas no van a importar más”, ya que según señaló “la demanda interna está muy baja y las empresas vienen de dos años seguidos de sobrestocks”.
La mirada de las Pymes
En ese sentido, el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, respaldó la decisión del Banco Central. “En la práctica, en la diaria, es algo que veníamos pidiendo cuando liberaron la importaciones de productos alimenticios y de limpieza para los supermercados porque creíamos que las pymes teníamos que tener las mismas condiciones”, señaló González a Ambato.
El empresario sostuvo que “esto es positivo ya que es un costo financiero que no vamos a tener” aunque consideró que “lo ideal es volver a como estábamos antes” cuando no había cepo.
Consideró que las restricciones para pagar constituyen “un costo financiero que se termina cargando al producto, que hacer mucho más caro” ya que “hay que pagar un tipo de interés por la financiación”.
Aunque se vaya mejorando la situación, el titular de CAME consideró que los precios internos no van a bajar “pero si que pueden dejar de subir para poder acomodarnos en el mercado”.
La medida que favorece a la importación también se complementa con la decisión de reducir el Impuesto PAÍS desde septiembre, anticipada por el ministro de Economía, Luis Caputo.
“Cuando saquen el impuesto 10 o 20 billeteras gordas van a poder importar mucho más que las pymes. Lo importante que le pedimos al gobierno que se tenga de alguna forma de control para evitar que se importen tantos productos terminados porque ahí sí podemos tener problemas”, advirtió.
Por Carlos Lamiral (Ámbito)