Argentina tiene una muy baja participación en el comercio mundial y no puede seguir dependiendo de la producción agropecuaria. Nuestras exportaciones deben diversificarse y ampliarse. La conquista de nuevos mercados es un objetivo
Hay expectativa de que el cuadro general se revierta durante este año. El cambio de la tendencia se computó en diciembre pasado, cuando las exportaciones superaron a las importaciones. El nuevo valor del dólar oficial tras la devaluación implementada por las nuevas autoridades podría ser el motivo que llevó a más exportadores a acelerar sus ventas y a algunos importadores, a reducir sus compras. Otro elemento para pensar que el desbalance de 2023 podría haber sido peor.
Para 2024, se espera una muy buena cosecha de soja y de maíz, y un aumento en la producción de trigo. Además, la producción energética de Vaca Muerta impactaría en el sistema. Por todo ello, la expectativa es que este año culmine con un superávit comercial cercano a los U$S 15 mil millones.
A través de la aplicación de impuestos a las exportaciones, el Gobierno espera obtener un beneficio extra de esa proyección. Por eso el Poder Ejecutivo impulsa la instrumentación de retenciones: aumentar la recaudación es una condición necesaria para lograr el objetivo de eliminar el déficit fiscal. No sólo se trata de bajar los gastos del Estado, también es imprescindible subir la recaudación.
Una clave para resolver nuestros problemas económicos es, más allá de la lucha contra el déficit fiscal y la inflación, cómo aumentar los ingresos del país. Argentina tiene una muy baja participación en el comercio mundial y no puede seguir dependiendo de la producción agropecuaria. Nuestras exportaciones deben diversificarse y ampliarse. La conquista de nuevos mercados es un objetivo.