La reciente medida de retenciones cero abre un debate necesario: ¿puede la Argentina prescindir de este mecanismo y apostar al impulso genuino de sus exportaciones? Estoy convencida de que sí.

Las exportaciones no solo generan divisas genuinas, también nos obligan a elevar la calidad de nuestros productos, competir en igualdad de condiciones con el mundo y diversificar mercados. No se trata únicamente de granos o soja: nuestro país cuenta con una amplia gama de bienes de excelente nivel que muchas veces quedan fuera de competencia por la carga de las retenciones.

Si miramos a nuestros competidores internacionales, la conclusión es clara. Brasil, con una política exportadora robusta, no aplica retenciones. En Europa, países como Francia directamente subsidian a sus productores para fortalecer su inserción global. ¿Por qué Argentina debería jugar con reglas más duras que el resto?

Eliminar las retenciones no significa perder recursos. Lo que el Estado deja de recaudar por un lado, se recupera en un círculo virtuoso de mayor actividad, más producción, más exportaciones y, en consecuencia, más divisas que ingresan a la economía.

Este tipo de medidas alientan al productor, al exportador y fortalecen la imagen de nuestro país en el exterior. Es una señal positiva que muestra voluntad de abrirnos al mundo, de confiar en nuestra capacidad de competir y de generar valor. Retenciones cero es un camino que puede transformar al comercio exterior argentino en un verdadero motor de desarrollo.

Por Delia Flores, empresaria logística, especialista en comercio exterior (Economis)

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