Según la IATA, la demanda global de carga aérea creció 22% en mayo de 2025 respecto al mismo mes del año anterior, impulsada por el dinamismo del comercio electrónico, a pesar del impacto de las nuevas políticas arancelarias impuestas por Estados Unidos y Europa.

El transporte aéreo de carga volvió a consolidarse como un termómetro clave del comercio internacional. De acuerdo con el último informe de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la demanda global creció 22% en mayo de 2025 respecto al mismo mes de 2024, registrando uno de los mayores repuntes desde la pandemia.

El crecimiento estuvo impulsado por la expansión de sectores como el comercio electrónico, farmacéutica, tecnología y manufactura ligera. A nivel regional, Asia-Pacífico fue el mayor motor del crecimiento, con un aumento del 28,2% en su demanda, seguido por América del Norte (17,7%) y Europa (15,4%).

Presión geopolítica y políticas arancelarias

Este repunte ocurre en un contexto geopolítico complejo. Las nuevas políticas comerciales impulsadas por Estados Unidos y la Unión Europea —que incluyen mayores aranceles a productos chinos y asiáticos— amenazan con ralentizar el comercio global en el mediano plazo. Sin embargo, por ahora, el transporte aéreo de carga se ha mantenido resiliente, gracias a la aceleración de envíos de alto valor agregado.

Willie Walsh, director general de IATA, destacó que “a pesar de la presión de nuevas políticas arancelarias, la carga aérea sigue siendo un pilar clave del comercio global. La eficiencia, velocidad y flexibilidad del transporte aéreo continúan posicionándolo como un medio vital para las cadenas de suministro modernas”.

Factores de soporte económico

El informe también señala que la caída en los precios del petróleo —que redujo los costos operativos— y la estabilización de las tasas de inflación en economías clave como EE.UU. y China, han contribuido al mejor desempeño del sector. Además, se observa una recuperación progresiva en las tasas de ocupación de bodegas aéreas (load factor), que alcanzaron niveles prepandemia en varios corredores.

Para América Latina, el crecimiento fue más moderado (11,7%) pero positivo, con expectativas de mejora en la segunda mitad del año, gracias a una mayor integración regional y la creciente digitalización del comercio exterior.

Fuente: Revista Economía

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