Encontrar un equilibrio entre la desregulación, la seguridad y la calidad de los productos es clave para las importaciones del país
La desregulación de los procesos de desaduanaje en Argentina es un tema que presenta tanto oportunidades como riesgos. Desde la publicación de la Resolución 237, el 29 de agosto de 2024, los actores del comercio exterior se enfrentan a un nuevo escenario que exige adecuación y análisis cuidadoso. Este cambio normativo, que entra en vigor hoy, 6 de febrero de 2025, implica la eliminación de la potestad de la Aduana para controlar cargas sujetas a reglamentos técnicos, lo que transforma radicalmente el proceso de importación.
Este nuevo esquema propone agilizar los trámites aduaneros y facilitar el flujo de bienes, reduciendo costos y tiempos. Sin embargo, en este punto es importante el control ex post que propone la norma para mantener la seguridad y calidad de los productos que ingresaran al país, debido a la ausencia de un control previo en el punto de entrada. Es importante que los importadores asuman la responsabilidad de realizar ensayos técnicos y asegurarse de que sus productos cumplan con las normativas locales como parte de sus procesos y no que esto sea una consecuencia de una barrera paraarancelaria como lo era el control de aduana.
Cambios y novedades
Anteriormente, la Aduana realizaba una revisión visual de las cargas y la verificación de los certificados que avalaban la seguridad de los productos importados. Este control aseguraba que los productos cumplieran con los reglamentos técnicos necesarios antes de ser comercializados en el mercado local.
Con la nueva normativa, este control se elimina y se introduce un sistema más digitalizado: se reemplazan los sellos físicos por códigos QR, lo que permite al usuario final y a las entidades de inspección locales acceder a la información de certificación de manera más eficiente.
Adicionalmente, se eliminan otros elementos del proceso de desaduanaje, como los canales rojos obligatorios, las estampillas, los valores referenciales, los estudios de dumping sobre varias mercaderías y la obligatoriedad de ensayos para los certificados extendidos. Estas medidas buscan agilizar el proceso de importación, reducir costos y tiempos de espera, y favorecer el comercio exterior al disminuir las barreras administrativas que hasta ahora complican el ingreso de productos al país.
Ventajas del nuevo esquema
La desregulación promete varios beneficios, entre ellos un proceso de importación más ágil y menos costoso. La eliminación de la obligatoriedad de ensayos individuales para certificados extendidos, por ejemplo, reduce la carga administrativa y acelera el tiempo necesario para ingresar nuevos productos al mercado. Esto representa un alivio significativo para los importadores, quienes ven en estos cambios una oportunidad de simplificar sus operaciones y mejorar la rentabilidad de sus negocios.
Además, al eliminarse las estampillas y los canales rojos obligatorios, se espera una disminución significativa de las demoras en Aduana, lo que mejorará la competitividad de Argentina como socio comercial en el contexto internacional. Estas medidas, sumadas a la digitalización de los procesos, buscan posicionar al país como un entorno más amigable para el comercio exterior, incentivando nuevas inversiones y alianzas comerciales.
Riesgos ante la falta de control aduanero
A pesar de las ventajas mencionadas, la desregulación también plantea riesgos importantes. Uno de los principales problemas es la posible proliferación de productos de baja calidad o inseguros en el mercado local. Al eliminarse el control previo en Aduana, productos como electrodomésticos, cargadores, juguetes y elementos de protección personal podrían no cumplir con los estándares de seguridad necesarios, lo que podría poner en riesgo a los consumidores.
Además, la eliminación del control aduanero podría generar una desventaja competitiva entre los importadores que cumplen con los reglamentos y aquellos que no lo hacen, provocando una distorsión en los precios de venta.
Hacia un modelo equilibrado
Para mitigar los riesgos de esta desregulación, la resolución 237 propone en su texto fortalecer mecanismos de control local y fronterizos. Se realizarán inspecciones en el mercado interno con el fin de identificar y retirar del mercado aquellos productos que no cumplan con los reglamentos técnicos. Esto no solo protegerá a los consumidores, sino que también fomentará la competencia leal entre los importadores.
Adicionalmente, la creación de un sistema de monitoreo eficaz, respaldado por tecnología, permitiría un seguimiento más preciso de los productos en circulación. De esta manera, se podría garantizar que todos los productos comercializados cumplan con los estándares de seguridad y calidad exigidos por las normativas locales, reduciendo así los riesgos para el consumidor final.
Asimismo, es clave desarrollar una plataforma centralizada que brinde información actualizada sobre los requisitos de importación para cada tipo de producto. Esto ayudará a los importadores a cumplir con las normativas vigentes ya que dichas intervenciones se desprendían de la clasificación arancelaria de los productos pero al no ser una exigencia de aduana para su posterior control, esta información ya no está disponible.
En conclusión, la desregulación de los procesos de desaduanaje representa una oportunidad para agilizar el comercio exterior y mejorar la competitividad de Argentina en el mercado global. Sin embargo, para que esta medida sea exitosa, es indispensable implementar controles locales y fronterizos efectivos, además de proporcionar información clara a los importadores. Solo así se podrá garantizar un equilibrio entre la facilitación del comercio y la protección de los consumidores, promoviendo un entorno de negocios transparente y seguro.
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