En un contexto de apertura económica y desregulación comercial, las zonas francas emergen como una herramienta estratégica para reducir costos en el comercio exterior. Estos territorios “extra aduaneros” permiten almacenar mercancías sin el pago inmediato de impuestos, ofreciendo ventajas clave para importadores y exportadores que buscan optimizar sus cadenas de suministro.
Qué son las zonas francas y cómo funcionan
Las zonas francas son áreas delimitadas donde las empresas pueden almacenar productos sin abonar aranceles hasta que los bienes sean nacionalizados. Esto facilita a los importadores mantener insumos en stock sin comprometer su flujo financiero. Según Enrique Bernabé, asesor en Derecho tributario, este modelo permite a las compañías conservar la titularidad de sus productos hasta que concretan ventas definitivas, ya sea en el mercado local o en países vecinos.
Entre las actividades permitidas destacan el almacenamiento exclusivo, reacondicionamiento de cargas y controles de calidad. Además, las modificaciones recientes habilitan el fraccionamiento de embarques originados en el Mercosur sin perder las preferencias arancelarias.
Beneficios y desafíos del modelo
De acuerdo con Diana Pérez Cappellino, responsable Comercial Senior de Logística Integral Zona Franca, uno de los grandes beneficios es la posibilidad de realizar retiros parciales sin límites, agilizando la distribución de mercancías. Asimismo, destacó que la Zona Franca de La Plata está preparada para recibir productos que van desde maquinaria y automóviles hasta insumos petroquímicos.
Sin embargo, Gabriel Salomón, director de Jidoka, advirtió que la normativa argentina está desactualizada en comparación con otros países, lo que limita la competitividad. Actualmente, cada provincia puede tener solo una zona franca, salvo Buenos Aires, que cuenta con dos (La Plata y Bahía Blanca).
Proyección para 2025
Guillermo Tassello, director de Negocios de Gruppe Heinlein, subrayó la necesidad de mejorar la infraestructura para absorber el incremento de volúmenes que se espera, particularmente de Asia. Este cambio estratégico responde a las ventajas logísticas y financieras que ofrecen las zonas francas, como la reducción de costos de almacenamiento y la optimización en tiempos de tránsito.
Por su parte, Federico Pellicer, director Comercial de TecPlata, resaltó que la flexibilidad de estos espacios permite esquivar problemas como el “rolleo”, donde cargas son trasladadas de un buque a otro por falta de espacio, generando retrasos significativos.
Un año de transición para el comercio exterior
El 2024 marcó un punto de inflexión para las importaciones, con una caída en el consumo interno y un aumento en la vacancia de depósitos. Sin embargo, las expectativas para 2025 son optimistas, con un sector que anticipa mayor actividad gracias a las nuevas políticas de comercio exterior.
Fuente: Diario Mendoza