En los tres primeros meses del año las exportaciones argentinas de harina de soja alcanzaron las 5 millones de toneladas, un crecimiento interanual del 41%. Según datos preliminares de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), solo en marzo último las ventas al exterior alcanzaron las 2 millones de toneladas. En tanto, de acuerdo con estimaciones de Oil World, en ese periodo las exportaciones mundiales de ese producto se incrementaron un 19% interanual, a 17,2 millones de toneladas.
“Si bien aún se ubican un 9% por debajo del promedio del último quinquenio, este guarismo indica una recuperación de 41% respecto de las exportaciones registradas en el mismo período del año anterior. El impulso en las exportaciones de harina de soja denota relevancia, considerando que la Argentina perdió el primer puesto como exportador mundial del subproducto durante la campaña 2022/23, luego de casi 25 años ininterrumpidos, como consecuencia de la sequía. El primer puesto en el podio fue entonces ocupado por Brasil, aunque las proyecciones indican que Argentina recuperaría su liderazgo durante la nueva campaña en curso”, dijeron en la BCR. La harina de soja es el principal producto de exportación del país en valor con más de US$12.000 millones.
En este sentido, informaron que el aumento en las ventas externas de harina de soja se corresponde con un mayor crushing de la oleaginosa que, según datos de la Secretaría de Bioeconomía y estimaciones de la entidad bursátil, “habría ascendido a 6,6 Mt durante los primeros tres meses del año”.
“Este volumen marca un crecimiento interanual de 19% en la molienda de soja, pero aún se ubica por debajo del promedio de 7,7 millones de toneladas para igual período de los últimos cinco años. Lo que permitió el incremento en la molienda fue que hubo una mayor disponibilidad de suministros de la oleaginosa, no sólo a través de importaciones que se mantuvieron elevadas, sino también por las mayores compras en el mercado interno”, aseguraron.
En tanto, estimaron que las importaciones de poroto de soja, provenientes mayormente de Paraguay, “ascendieron a 1,4 millones de toneladas de enero a marzo, ubicándose por encima del promedio histórico de importaciones para este período”.
En tanto, señalaron que las compras internas de soja de la campaña 2022/23 totalizaron 3,1 millones de toneladas en el último trimestre de la campaña, destacándose enero y febrero como el tercero y quinto mes de mayor comercialización de la campaña, respectivamente.
“Desafortunadamente, el crecimiento en la molienda y el aumento de las exportaciones de harina de soja viene acompañado de una baja en las cotizaciones del subproducto. Tomando como referencia los precios de exportación de la Argentina desde los puertos del Up-River, se advierte que la harina de soja ha perdido un 25% de su valor respecto del promedio de precios de abril de 2023. Queda por ver si este retroceso de precios resulta suficiente para reactivar la demanda mundial vía importaciones, dadas las abundantes perspectivas de oferta, o si las cotizaciones continuarán por sendero descendiente”, dijeron en el organismo rosarino.
Cosecha de maíz
A más de un mes de comenzada la campaña de maíz 2023/24, la BCR afirmó que “las expectativas de una gran cosecha se desvanecieron, no solo por las temperaturas extremas que atravesaron los cultivos en un período de desarrollo crítico durante el verano, sino principalmente por la expansión territorial de la chicharrita y los virus y bacterias que transmite, siendo el principal el spiroplasma”. En rigor, esta semana, en un nuevo informe de estimación mensual nacional, GEA-BCR recortó la producción de maíz en 6,5 millones de toneladas, a 50,5 millones de toneladas.
“El mayor impacto del spiroplasma se siente en las provincias del norte, principalmente en Chaco y Santiago del Estero, así como en Salta y Tucumán. Pero también afecta a provincias donde se esperaban rindes más elevados, como Córdoba y Santa Fe, haciendo que las estimaciones del rinde nacional caigan desde 76,9 qq/ha el mes pasado a 70,3 qq/ha este mes. De todos modos, cabe destacar que la situación es incierta y se podrá evaluar mejor a medida que avance la cosecha”, indicó.
Fuente: La Nación campo