Solo se pagó un 29% de las importaciones que llegaron en noviembre. Para solucionar esa deuda comercial, Caputo lanzó los bonos Bopreal, que aún no logran convencer a los importadores
La deuda comercial de los importadores creció otros USD3.800 millones durante noviembre, un nuevo récord mensual. De los USD5.487 millones en compras externas que se registraron en ese mes según el Indec, solo se pagaron efectivamente un 29%, mientras que el resto se pospuso, producto de la profundización del cepo cambiario en tiempos electorales. Así, la deuda comercial ascendió a los USD62.300 millones, según estimaciones privadas. La semana pasada se lanzaron los primeros bonos Bopreal para ayudar a cancelar la deuda de importadores. Sin embargo, por el momento la reacción del mercado se mantiene tímida: en la primera licitación solo se adjudicó un 9% de lo ofrecido, a la espera de mejores incentivos.
Los números de la suba en la deuda comercial en noviembre se desprenden del último balance cambiario que publicó el BCRA. Allí, se registraron pagos por importaciones equivalentes a USD1.611 millones, el número más bajo en casi 20 años. Para encontrar un mes más bajo hay que retrotraerse a agosto de 2004. Sin embargo, de acuerdo al ICA del Indec, las importaciones que efectivamente ingresaron durante noviembre de 2023 fueron equivalentes a USD5.487 millones. Es decir, entre una cifra y otra existe un monto que todavía no fue pagado equivalente a USD3.876 millones.
Se trata de un nuevo máximo para un solo mes, ya que el récord anterior había sido octubre, con una deuda comercial de USD3.339 millones. “Esto significa que el stock de deuda ascendería a USD62.300 millones a noviembre de 2023 entre bienes y servicios“, acotó el jefe de Research de Romano Group, Salvador Vitelli.
Con la intención de solucionar esa problemática del sector privado, además de disolver el SIRA, Caputo lanzó los bonos Bopreal, destinados a importadores que vieron limitado el acceso al mercado de cambios antes durante la gestión de Massa. Se trata de un bono a suscribir en pesos pero pagadero en dólares, que incluye 3 series con plazos de vencimiento en 2025, 2026 y 2027. Se podrán vender en el mercado secundario, o cobrar en moneda norteamericana en la fecha de finalización, o presentarlos para su rescate por el BCRA, aunque a cambio de pesos.
Sin embargo, su debut fue con el pie izquierdo. La semana pasada se realizó la primera licitación de la Serie 1. De los bonos equivalentes a USD750 millones, solo se adjudicaron USD68 millones, el 9% del total. La consultora LGC opinó que “presumiblemente una brecha cambiaria que retrocedió a niveles del 10%, haya quitado incentivos a la suscripción de un bono que pagará dólares recién en 2027 y que seguramente reflejará paridades apenas por encima de las de los títulos hard dólar ley local del Tesoro”.
Los industriales ya había mostrado su escepticismo con el bono. Luego del primer encuentro entre el ministro de Economía y la UIA, el titular de la cámara empresaria, Daniel Funes de Rioja, reconoció que le habían sugerido a Caputo la incorporación de “incentivos para la importación” con el objetivo de hacerlo más atractivo.
“No hay dólares para el pago de las deudas al exterior y en su lugar ofrecen un bono que no le sirve a la Pyme, ya que nuestros proveedores externos no nos van a enviar más mercadería si no cancelamos la deuda que tenemos”, había expresado un importante industrial del sector en aquel momento.
En este sentido, desde la Fundación Mediterránea mostraron cautela respecto “al alcance que pueda tener el Bopreal para comenzar a regularizar el stock de deudas de comercio exterior”. Desde su perspectiva, el escenario actual es de “frazada corta”, debido a que, con pocos instrumentos, se intentan resolver varios objetivos a la vez, “algunos de ellos, contradictorios entre sí”.
Y detallaron: “Para reducir la brecha cambiaria se alimenta la oferta del CCL con el 20 % de las exportaciones que se liquidan y subsisten las prohibiciones para acceder al mercado oficial de cambios a aquellas empresas que operen CCL. El efecto colateral de lo primero es una recuperación acotada de reservas y/o la cuotificación del pago de las nuevas importaciones, mientras el efecto de lo segundo es el de una normalización más lenta de la relación entre importadores y proveedores del exterior”.