Con los anuncios de esta semana se abre un nuevo capítulo en la historia del comercio exterior. Aunque aun quedan muchos desafíos por sortear, como consecuencia de las decisiones de la anterior administración, el futuro parece más claro
Esta semana se presentó un paquete de medidas dentro de las cuales se modifican cuestiones claves que afectaban la operatoria normal del comercio internacional. En primer lugar, se anuncio que se dará de baja el Sistema de Importaciones de la República Argentina con todo lo que ello conlleva (SIRA, SIRASE, CCUCE) y que se avanzaría con la eliminación de las licencias de importación y la implementación de un sistema estadístico. Esta práctica ha sido ya implementada en países vecinos. Y no representa una barrera al comercio; por el contrario, se busca eliminar cualquier tipo de distorsión que afecte al consumidor. Obviamente hay casos especiales como las importaciones de medicamentos o alimentos que requieren que se efectúen controles previos.
La situación de las reservas es muy compleja, lo que lleva a que la liberación tan ansiada del cepo cambiario no se pueda dar de inmediato. El Banco Central esta semana comenzó a dar respuesta y certezas. Se ha eliminado la necesidad de contar con una SIRA SALIDA o una SIRASE APROBADA y una validación en la Cuenta Corriente de Comercio Exterior (CCUCE) para gestionar el pago para las operaciones que se oficializan desde el 13 de diciembre. También se ha establecido plazos para el acceso al mercado en función de las posiciones arancelarias que se importen.
Claramente, esto no es lo que muchos importadores querían escuchar. Porque hoy los proveedores demandan, al igual que lo han hecho siempre, que las obligaciones se cancelen anticipadamente. Con reservas netas internacionales en valores negativos por más de USD 11.000 millones; esto es imposible.
La suba del Impuesto País y el sinceramiento del tipo de cambio es un problema serio para muchas PYMES hoy endeudas en dólares que no han podido tomar una adecuada cobertura cambiaria. Y por ello, se está buscando dar certeza a los operadores que acumulan deuda con el exterior, ya sea con la asignación de plazos como también la posibilidad de acceder a bonos especiales. Esto ha dejado sabor a poco, pero hasta tanto no se produzca el ingreso de dólares genuinos es imposible que la situación de los pagos mejores.
En exportaciones han surgido dos novedades significativas. Por un lado, la instauración de Programa Incremento Exportador que brinda la posibilidad de liquidar un 80% de los ingresos en el mercado de cambios y un 20% en los mercados financieros. Haciendo que, de esta manera, se pueda obtener un tipo de cambio más alto y compensar el efecto de la suba de las retenciones al 15%.
Es importante entender que potenciar las exportaciones no sólo reporta en un beneficio porque genera ingreso de dólares, sino porque aquellas empresas que comienza el camino hacia la internacionalización logran mejorar procesos, adquirir nuevas tecnologías, implementar desarrollos genuinos, prácticas modernas que reportan en una mejora en costos.
La competencia internacional permitirá que los consumidores argentinos no sólo reciban un mejor producto, sino a un precio más competitivo. Esto se logra no solo a través de las economías de escala que se pueden alcanzar, sino porque se pueden sortear estacionalidades o situaciones de baja demanda local que impactan en el costo productivo.
En el último tiempo se le ha producido un enorme daño a la industria nacional, y si está continúa sufriendo será como consecuencia de muchas decisiones que fueron tomadas por la administración saliente. Limitar el acceso a materia prima, insumos, bienes de capital, y más aún el pago de estos ha generado una enorme distorsión en los costos y precios.
Hoy la industria nacional está débil y atrasada tecnológicamente, y eso la pone en riesgo. La apertura en sí misma no es el problema, sino que por cuestiones propias de la macroeconomía hemos perdido competitividad. Medidas tan restrictivas como las que se han impuesto en el último tiempo hacen que se pierda la gimnasia de la competencia internacional y eso atrasa años luz en el desarrollo de la industria.
Esperamos que dentro de la historia del comercio exterior argentino estemos cerrando este capítulo nefasto y comenzando uno nuevo, que potencie el crecimiento de la economía argentina.
Mg. Yanina S. Lojo (Perfil)
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