Un trabajo elaborado por la Fundación Mediterránea advirtió que se perderá entre el 35% y 45% de la producción granaria. Es un valor agregado casi U$S 21.000 millones menor que el del año pasado y significa un impacto del 3,3% en el PBI nacional

Más allá de las últimas lluvias que se registraron en las principales regiones productivas del país, la pérdida en los principales cultivos de la campaña 2022/23 implicará un enorme retroceso en relación al año pasado, tanto en volumen cosechado como en ingreso de divisas.

De acuerdo a un relevamiento elaborado por Juan Manuel Garzón, Economista Jefe del Ieral de Fundación Mediterránea, la producción de los cultivos de verano mas importantes caerá entre un 35% y 45% interanual. “Por la magnitud del traspié productivo, en esta campaña los resultados económicos serán negativos en muchos establecimientos agrícolas del país”, afirmó.

En este contexto, el informe señala que la generación neta de divisas asociadas a la exportación de granos y subproductos también acusará el impacto.

Si se toma el ciclo comercial de los principales cultivos, comprendido entre abril de este año y marzo 2024, el economista anticipó un ajuste de U$S 18.100 millones, un 41% menos en relación al período previo.

Según el trabajo, existen dos factores que permitirán -en parte- atenuar el golpe: las existencias de granos de fines de ciclo se reducen respecto de las del inicio (en parte, no completamente) y la harina de soja se estabiliza en un valor de exportación cercano a los U$S 500 por tonelada. Esta cotización es superior al promedio del año pasado.

RETENCIONES

En el caso de los ingresos que el Gobierno percibirá por derechos de exportación, el cálculo de Garzón señaló que en 2023 se recaudará el equivalente en pesos a U$S 5.300 millones, una caída de U$S 4.400 millones con respecto a 2022.

“El fisco seguirá recaudando una cifra muy relevante, extrayendo recursos de un sector en un año el que probablemente la mayoría de sus protagonistas tendrá pérdidas y quebrantos no menores”, explicó el economista.

Y agregó: “Esto tiene que ver con las características del impuesto que, al aplicarse sobre valor de los granos producidos, no puede distinguir si el sujeto económico gravado tiene o no capacidad de pago del impuesto”.

Fuente: Infocampo

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