Las exportaciones fueron récord, aunque el superávit comercial se redujo a la mitad. En diálogo con Ámbito, la vicecanciller, Cecilia Todesca, explicó a qué se debió el pico que hubo también en importaciones y dio sus proyecciones para 2023, en medio de la sequía
Las exportaciones llegaron a su pico histórico en 2022, al alcanzar los u$s88.446 millones. Sin embargo, el saldo comercial se redujo a la mitad, debido a que también las importaciones fueron récord, con un alza de casi el 30% de un año al otro. Así se desprende del informe de Intercambio Comercial (ICA) del Indec, que contiene los datos de diciembre y el acumulado del año.
De cara a 2023, en Cancillería mantienen las mismas expectativas de exportaciones planteadas en el presupuesto, de u$s105.000 millones, entre bienes y servicios. “El número lo hicimos antes de la sequía”, aclaró Todesca. De todos modos, en el Gobierno todavía no cambiaron las proyecciones, para eso aguardarán hasta que termine enero. Porque si bien se espera un efecto negativo por la pérdida de la cosecha, podría contrarrestarse por efecto precio.
Saldo comercial en caída
Pese a las exportaciones récord, el superávit comercial se redujo a la mitad: en todo 2022, fue de u$s6.923, cuando el año pasado había sido de u$s14.751 millones. El motivo, según Todesca, es que las importaciones fueron récord también: se importó por u$s81.523 millones, 29% más que en 2021, y solo en cantidades 11% más, en una economía que creció un poco más del 5%.
Ámbito preguntó qué motivó ese récord, si fue la energía, el sobre stockeo, o operaciones ilegales como la sobrefacturación producto de una brecha cambiaria del 100%. Todesca contestó que uno de los mayores efectos fue la energía, donde se importaron 12.868 millones en combustibles, un 120,2% más que el año anterior. Además, sumó que la economía volvió a crecer por segundo año consecutivo y hay una elasticidad relacionada a las importaciones, y agregó lo que llamó el “adelantamiento de importaciones”, una maniobra de algunas empresas en contexto de incertidumbre, inflación y deslizamiento del tipo de cambio.
Sobre las proyecciones sobre el saldo comercial en 2023, Todesca explicó que es un dato que no se calcula, porque depende de las variables de exportaciones e importaciones. Si bien las exportaciones podrían caer por la sequía, la economista espera que pueda existir una caída en las importaciones, en parte porque la economía va a crecer entre 1-3%, y porque se espera que esté el gasoducto, con su consecuente ahorro de divisas.
Oportunidades de exportaciones
Consultada acerca de qué sectores podrían aumentar sus exportaciones en 2023, consideró que habrá que ver cómo impacta la sequía en los primarios, pero afirmó que ve que se encuentran “muy dinámicos” los sectores automotriz, químico, farmacéutico, maquinarias y aparatos eléctricos. “Hay una oportunidad en América Latina”, afirmó. De hecho, apuntó a Brasil: “Creemos que hay oportunidades especialmente en las manufacturas de origen industrial para 2023, y para 2024, apuntamos a exportarles gas”.
En el mediano plazo, considera que las grandes oportunidades que podrían dejar atrás una matriz exportadora focalizada en el agro pasaría por la minería y la energía. “De acá a 2030 van a crecer muy fuerte las exportaciones, pero es necesario hacer los encadenamientos productivos, porque si no se agrega valor, ciencia y tecnología, el problema es que no va a haber el empleo necesario para vivir bien en Argentina”.
Todesca también se refirió a un debate que hay a nivel internacional: cómo se van a conformar las cadenas globales de valor, en un contexto de crisis entre China y Estados Unidos. Consultada acerca de si Argentina buscará una cadena global “occidental”, como piden algunos empresarios, contestó: “Nosotros queremos localizar inversión acá, proyectos de cualquier nacionalidad son bienvenidos, siempre y cuando sean productivos y generan trabajo. Habrá igual trato a todo el capital”.