El comercio exterior es relevante, no solo porque fortalece las relaciones comerciales multilaterales y los vínculos diplomáticos, sino que también genera lazos de amistad y culturales de largo plazo. El comercio no solo es una actividad fundamental e indispensable para el crecimiento de un país, especialmente para los países pequeños en desarrollo, donde cualquier dificultad en el intercambio comercial con otros países tiene repercusiones profundas en sus vulnerables economías.
En un mercado abierto, competitivo y globalizado se encuentran productos de empresas de todo el mundo, evitando así ser afectado por acciones de políticas proteccionistas, al disponer con alternativas de abastecimiento de otros socios comerciales externos.
Es a través del comercio internacional que el consumidor local tiene acceso a una mayor selección de productos, además de una mejora tanto en precio como en calidad. El comercio promueve el crecimiento y desarrollo, como también el crecimiento económico del país. Además, el comercio internacional ofrece oportunidades para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en general.
La economía mundial ha experimentado un rápido crecimiento, al que contribuyó, entre otros factores, la aceleración del comercio internacional, debido al avance tecnológico y a un esfuerzo concertado para reducir las barreras comerciales.
Con la firma del Acuerdo de Facilitación del Comercio, en 2013, la Organización Mundial del Comercio (OMC) buscaba racionalizar los procedimientos gubernamentales de comercio internacional y así favorecer la incorporación de los países en desarrollo a los mercados internacionales. Al implementarse de manera eficiente y con una visión de alcance global, ayudará a los países pequeños en su desarrollo.
Una gran mayoría de países en desarrollo ha abierto sus economías para aprovechar al máximo las oportunidades de desarrollo económico que ofrece el comercio internacional. Generalmente, los países en desarrollo están concentrados en la producción agrícola y en manufacturas que exigen una mano de obra intensiva, áreas en donde los países en desarrollo tienen una ventaja comparativa.
La integración de los países en desarrollo al comercio internacional ha sido una valiosa herramienta para el avance del crecimiento económico, el desarrollo y el alivio de la pobreza a nivel nacional. El comercio mundial registró en las dos últimas décadas el doble del producto mundial.
Desde la creación del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), hace 75 años, el intercambio comercial creció y con la última Ronda Uruguay, que concluyó en 1994, la cual condujo a la fundación de la OMC, ahora encargada de administrar el creciente número de acuerdos comerciales y de promover la apertura comercial a nivel mundial. El resultado ha sido la mejora de los niveles de vida en el mundo entero, haciendo que la prosperidad llegue a la mayoría de países en desarrollo, y que en algunos casos los ingresos han aumentado drásticamente, haciendo que estén a tal punto de graduarse de ser países en desarrollo.
Aunque el avance de la apertura comercial ha sido desigual, ha sido muy impresionante el progreso en varios países en desarrollo. El éxito de estos se debe a que optaron por participar agresivamente en el comercio internacional, que les ayudó a captar la inversión extranjera directa encaminada al mundo en desarrollo.
Sin embargo, en otros países el progreso no ha sido tan rápido y algunos de los más pobres han perdido una parte sustancial de la participación en el comercio y corren el riesgo de quedar más marginados si no reducen sus propias barreras al comercio internacional y donde el atraso y rezago en materia de infraestructura es enorme.
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