Por Alfredo Careaga*

Si bien solemos pensar en la piratería marítima como un delito de siglos pasados, la realidad es que sigue estando muy presente hoy en día. El ejemplo actual más famoso y conocido es, sin duda, el de los piratas somalíes en el Mar Rojo, como lo sucedido en la película “Captain Phillips”, pero nuestra parte del mundo no está exenta de este problema.

La actividad de piratería marítima en el Golfo de México en los últimos años ha encendido alarmas en la industria petrolera y el comercio marítimo de la región. En 2023, la Sonda de Campeche se vio particularmente afectada por una serie de incidentes que evidencian la creciente amenaza de la piratería marítima en Norteamérica. Los ataques, especialmente en plataformas petroleras, suelen implicar abordajes violentos por parte de piratas armados que buscan robar equipo y pertenencias personales, poniendo en riesgo tanto a las tripulaciones como a los activos materiales de las empresas.

El resurgimiento de la piratería marítima en el Siglo XXI resalta la importancia de contar con seguros marítimos adecuados que ofrezcan protección específica contra estos actos delictivos. Aunque las pólizas de seguro marítimo generalmente cubren riesgos tradicionales como colisiones e incendios, en muchos casos también pueden incluir la cobertura de “riesgos de guerra”, que incluyen a la piratería.

Esta cobertura es crucial no sólo para compensar los daños materiales al buque y la carga, sino también para cubrir responsabilidades relacionadas con la seguridad de la tripulación. Además, en situaciones de secuestro, algunas pólizas pueden extenderse para incluir los costos de rescate y negociación. Esta variabilidad subraya la necesidad de seleccionar cuidadosamente la cobertura, ajustándola a las necesidades específicas de cada operación marítima, para proporcionar un soporte financiero integral que permita la recuperación y la continuidad operativa después del incidente.

Otra razón para considerar la protección contra actos de piratería es que, a mediano plazo, se espera que el nearshoring incremente el flujo comercial marítimo entre México y Estados Unidos, especialmente en el Golfo de México.

El potencial aumento en el tráfico marítimo seguramente irá asociado con un incremento en los riesgos de piratería, haciendo esencial que las empresas aseguren adecuadamente sus embarcaciones y cargas.

En este contexto, proteger los activos y operaciones marítimas en el Golfo de México con coberturas que incluyan protección explícita contra la piratería no solo es una medida de precaución, sino también una inversión crucial en la estabilidad y sostenibilidad de las cadenas de suministro internacionales.

En conclusión, la creciente amenaza de la piratería en el Golfo de México representa un llamado de alerta para las compañías petroleras y de comercio marítimo. Estas empresas deben priorizar la revisión y, si es necesario, la actualización de sus pólizas de seguro marítimo para incluir coberturas específicas contra actos de piratería, preparándose para afrontar un futuro con un comercio marítimo regional intensificado por el nearshoring.

Asimismo, es crucial que los gobiernos de la región desempeñen un rol activo en la protección de estas nuevas cadenas de suministro, implementando medidas de seguridad marítima reforzadas y fomentando la cooperación internacional para combatir la piratería. Estas acciones conjuntas son necesarias para apoyar el crecimiento económico de manera estable y sostenida en la región, asegurando que el Golfo de México siga siendo un corredor comercial seguro.

Te invitamos a consultar la colaboración anterior de Alfredo Careaga: Robo de carga: Desafío continuo para la economía y el sector asegurador.

*Alfredo Careaga es director de desarrollo de negocios de THB México, empresa internacional dedicada a la intermediación de seguros, reaseguros y gestión de riesgos.

Fuente:  T21

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