Lo que pretendía ser una foto histórica en Foz de Iguazú quedó suspendido. La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, canceló su viaje a la cumbre del Mercosur tras confirmarse que no existía el “mandato político” indispensable de los Estados miembros para cerrar el acuerdo. La firma, que se negocia desde 1999, fue oficialmente aplazada para enero de 2026.

Ursula von der Leyen se dice

Presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Fuente: Euronews.

El peso del agro europeo

El principal motor de esta postergación es la presión interna en Europa. Las protestas masivas de agricultores, especialmente en Francia, pusieron en jaque a Bruselas. Los productores europeos temen la competencia “desleal” de potencias agroexportadoras como Argentina y Brasil, argumentando que Sudamérica produce con menores costos regulatorios, ambientales y sociales.

En este contexto, Emmanuel Macron endureció su postura exigiendo garantías “históricas”, mientras que Giorgia Meloni y el gobierno de Polonia se alinearon en el bloque reticente para proteger los intereses agrícolas locales.

Frenos de emergencia y pragmatismo regional

Para intentar destrabar el pacto, el Parlamento Europeo llegó a proponer cláusulas de “freno de emergencia” que permitirían suspender importaciones de carne si se detectaran desequilibrios de precios. Sin embargo, esto no fue suficiente para aplacar la resistencia francesa.

El Gobierno francés desactiva las protestas agrícolas con concesiones medioambientales | Internacional | EL PAÍS

Protestas del sector agrícola francés. Fuente: EL PAÍS.

Del lado del Mercosur, la reacción ha sido pragmática. Por parte de Brasil, el canciller Mauro Vieira sugirió que el bloque también podría diseñar sus propios mecanismos de protección post-firma, mientras que el presidente de Uruguay Yamandú Orsi confirmó que la cumbre regional seguirá su curso previsto, incluyendo el traspaso de la presidencia pro tempore a Paraguay.

De concretarse en enero, el TLC configuraría una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. Mientras Alemania y España presionan por su relevancia global, el agro europeo lucha por su identidad productiva.


Redacción por dataPORTUARIA

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