Como parte de su plan de transparentar la gestión de importaciones y dejar sólo una herramienta informativa y estadística para proyectar las necesidades de dólares futuros (el SEDI), el Gobierno decidió eliminar el CEF como mecanismo para validar importaciones.
“Vamos a eliminar el CEF como condición para obtener las SEDI. Sólo va a quedar como una herramienta de fiscalización de la AFIP, pero fuera del sistema de importaciones”, confirmaron a Trade News fuentes del Ministerio de Economía.
El CEF es un cálculo mensual que valida la capacidad económico-financiera de cada empresa pero cuya fórmula, hasta ahora, era desconocida por los operadores. Había nacido en 2018, cuando el gobierno de Mauricio Macri reemplazó el régimen de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) por el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI).
Su objetivo era conocer al detalle el historial económico y financiero de las empresas que solicitaban dólares para importar, y cruzarlo además con los registros fiscales y previsionales para descartar cualquier deuda.
El cepo de la AFIP
No obstante, el CEF se consagró como el cepo de la AFIP cuando el gobierno de Alberto Fernández, a través del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) eliminó las SIMI, dado que las empresas detectaban que la AFIP le asignaba valores CEF muy por debajo de lo que sus números reales expresaban, e incluso, muchas veces con un valor insólito de “1”, lo que imposibilitaba a la empresa cualquier tramitación de una SIRA.
“Nos confirmaron desde adentro que se elimina el CEF”, señalaron desde la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA) luego de que una nota de La Nación diera cuenta de la decisión del Gobierno.
Desde el Gobierno habían confiado días atrás a Trade News la intención de transparentar el CEF: “Lo vamos a dar vuelta y cada uno va a saber su fórmula y por qué obtiene el parámetro asignado para saber incluso cómo mejorar” el coeficiente.
Shock administrativo
En su origen, el CEF se conformaba por el resultado de las ventas del período anterior, menos las SIRAS pedidas pendientes de aprobación, menos gastos y créditos comprobados, lo que daba el resultado final de importación.
“Será como conocer el límite de la tarjeta de crédito”, habían señalado oportunamente. Pero, con la vocación por demostrar “shock” administrativo, el Gobierno decidió eliminarlo como requisito para importar.
Desde el sector privado reconocen que tanto la eliminación de este “misterioso algoritmo” que determinaba cuánto se podía importar como de las licencias automáticas y no automáticas de importación brindan un marco de previsibilidad y transparencia impensado hasta hace algunas semanas.
Stock y flujo
No obstante, el mayor inconveniente siguen siendo los dólares, tanto en lo que refiere al stock de deuda -para lo que el Gobierno instrumentó los Bopreal- como el flujo futuro.
En el primer caso, desde el sector privado reconocen que la herramienta puede funcionar para empresas grandes y vinculadas, es decir, para deudas entre filiales y casas matrices, pero que no tienen atractivo para resolver la situación de las pymes con sus acreedores.
En el segundo, y hasta tanto no lleguen los dólares de la cosecha, el esquema de acceso a los dólares es en 4 cuotas iguales (30, 60, 90 y 120 días a partir de la nacionalización) que, si bien otorga algo de previsibilidad, obliga a cada empresa a extremar la capacidad negociadora con sus proveedores del exterior, muchos de los cuales todavía no cobraron envíos previos y se encuentran cercanos a cortar los despachos.
Mientras tanto, algunas alternativas se acercaron al gobierno para que el sofisticado Bopreal tenga un costado más amigable con las pymes, permitiéndoles, entre otras cosas, acceder a dólares financieros (contado con liqui) sin que ello les impida luego hacerse de los dólares del Mercado Único de Cambios (MULC).
Por Emiliano Galli (Trade News)