Toda guerra genera consecuencias perjudiciales para todos: los que
participan en ella y los neutrales. Es lo que está ocurriendo con la
llamada guerra comercial que comenzó el presidente Trump inmediatamente a
su asunción al cargo de presidente de los Estados Unidos, la mayor
potencia actual en todo sentido, en particular el económico y el militar.

El establecimiento de nuevos aumentos de los aranceles a la importación
perjudica al resto de los países proveedores del principal mercado mundial
de importación a la vez que también perjudica a las empresas y a los
consumidores norteamericanos. Y téngase en cuenta que esto recién
empieza.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) anunció por
estos días su pronóstico anual del crecimiento económico mundial, el que
se ha reducido en sus expectativas, especialmente en los Estados Unidos, el
iniciador de la guerra comercial.

Los aumentos generalizados de los aranceles de importación establecidos o
amenazados por el presidente Trump, tanto a sus grandes rivales económicos
como a los países de menor desarrollo, han repercutido de mala manera en
el comercio mundial y hasta en los mercados de finanzas.

El año pasado el crecimiento mundial fue de 3,3%. Ahora se aguarda una
disminución al 2,9% general con particular énfasis para Estados Unidos,
México y Canadá (los miembros del tratado de libre comercio de América
del Norte), pero también para China, la Unión Europea y los demás
países.

El pronóstico de la OCDE es particularmente referido al perjuicio que la
guerra comercial provocará en su promotor: los Estados Unidos. Las
previsiones son de un carácter muy amenazante para dicho país con una
pronunciada desaceleración de su economía. Por otra parte, la inflación
se prevé en casi un 4% en el presente año, un índice alto en la
tradición del país. Al mismo tiempo, China tendrá un crecimiento de casi
el 5% en el presente año.

Por Carlos Canta Yoy (Todocomex)

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