El impacto del cambio climático produce variaciones en la producción de bienes y servicios, modifica los patrones de consumo de los usuarios y afecta las estrategias de las industrias

Por Javier Carrizo (Ámbito Financiero)Las agujas del reloj marcaban las 14.00 en Buenos Aires y el graph de un noticiero indicaba en números rojos lo que muchos padecemos: 42,2 grados de sensación térmica. Argentina afronta el cierre de un verano atípico y el más cálido de su historia, por delante de la temporada 1988-1989.
Calentamiento global es el término que se nos viene a la cabeza. Incendios forestales, deforestación, calor extremo, sequías, fuertes nevadas y derretimiento de los hielos. No sólo Argentina, sino que todo el continente ya ha presentado síntomas de este fenómeno, y daría la sensación de que cada año es peor.De hecho, las sequías condicionan el desarrollo de las cosechas, algo que seguramente tendrá impacto negativo en las exportaciones y por ende en la liquidación de divisas para cada país que dependa del agro.Expertos señalan que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de las exportaciones latinoamericanas y caribeñas aumentaron considerablemente en los últimos 25 o 30 años, y relacionan tanto a la producción como al transporte de bienes con dicho incremento.

El impacto del cambio climático produce variaciones en la producción de bienes y servicios, modifica los patrones de consumo de los usuarios, afecta las estrategias de las industrias e influye en las políticas ambientales de los gobiernos. Por ejemplo, solo 15 de los barcos porta contenedores más grandes del mundo emiten la misma contaminación que 760 millones de automóviles.

Mao Tse Tung dijo una vez que “el mundo temblaría si todos los chinos saltaran al mismo tiempo”. Desde una perspectiva comercial, China tiene un 23% de la población global y solo un 7% de sus tierras disponibles para producir alimentos, y de ese porcentaje un tercio está contaminada por uso excesivo de agroquímicos. Es un país de grandes dimensiones como también de grandes problemas.

Por eso su necesidad de buscar productos afuera, una oportunidad que bien supo aprovechar Latinoamérica: en las últimas dos décadas China se convirtió en el principal socio comercial de la mayoría de los países de la región.

Si bien sus inversiones traen divisas, China abre la puerta a conflictos sociales y sobre todo ambientales, ya que no solo compran nuestros alimentos, sino también nuestros recursos hídricos, nutrientes de los suelos y bosques nativos. Es más, al producir aquí lo que consume allá, China exporta las emisiones de gases de efecto invernadero.

Estamos dentro de una carrera. A cada paso aumenta la temperatura y llegará un momento en que escasearán los recursos. El cambio climático nos saca ventaja y las acciones que estamos tomando parecerían no tener repercusión.

Enfrentamos uno de los mayores retos a nivel internacional. Mitigar el calentamiento global y adaptarse a sus consecuencias exigirá una gran inversión económica y, sobre todo, la determinación inequívoca de quienes formulan políticas.

Ante un reto de tal magnitud, podría ser fundamental el compromiso de todos los sectores a fin de lograr un desarrollo sostenible para las generaciones futuras.

Director de Movant Connection y CEO de Gea Logistics.

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