La instalación de cilindros gigantes en buques de carga está impulsando una transformación profunda en la industria naval, al ofrecer una alternativa que reduce de forma notable el consumo de combustible y las emisiones contaminantes. Esta tecnología, desarrollada por el profesor GeCheng Zha en la Universidad de Miami, pretende reforzar la propulsión asistida por viento y avanzar hacia la descarbonización del transporte marítimo.
El sistema se basa en estructuras verticales de gran altura capaces de generar empuje a través de un mecanismo aerodinámico que modifica el flujo del aire alrededor del cilindro. Zha explicó en una nota de prensa que su diseño puede llegar a aportar toda la fuerza necesaria en determinadas rutas gracias a un coeficiente de sustentación elevado y a una importante reducción del arrastre. Según el investigador, “Lo viejo se vuelve útil otra vez”.
La tecnología emplea el principio co-flow jet, que capta aire del entorno, lo presuriza y lo expulsa por otra zona del cilindro, generando una diferencia de presiones que empuja al barco hacia delante. Este funcionamiento difiere de los clásicos rotor flettner, utilizados en el siglo pasado, y aporta un rendimiento superior al no requerir elementos móviles. Zha subrayó que “con los avances tecnológicos actuales, la propulsión asistida por viento es una alternativa eficiente a los motores diésel“.
Tecnología naval
Este diseño puede integrarse tanto en embarcaciones nuevas como en barcos ya operativos, puesto que los cilindros pueden retraerse para facilitar maniobras en puertos o el paso bajo puentes. Los estudios previos indican reducciones del consumo de combustible de hasta un 50% en buques de gran tamaño y del 90% en navíos más pequeños, cifras especialmente relevantes en un sector que transporta cerca del 90% del comercio mundial.
La investigación coincide con las nuevas exigencias de la Organización Marítima Internacional, que ha fijado como objetivo lograr emisiones netas cero en 2050. La industria, tradicionalmente conservadora, empieza a adoptar soluciones eólicas modernas ante el contexto regulatorio y la necesidad de mejorar la eficiencia energética. A escala global, solo unas pocas decenas de barcos emplean sistemas de propulsión eólica, aunque se prevé un crecimiento acelerado.
Zha, que también dirige el laboratorio de Aerodinámica y Dinámica de Fluidos Computacional de la Universidad de Miami, defiende que su propuesta puede superar el rendimiento de las tecnologías existentes gracias a una mayor capacidad de empuje y un diseño simplificado. El investigador afirmó: “La industria naviera ha tendido a resistirse al cambio porque los motores diésel son muy potentes, pero ahora tendrá que transformarse”.
Propulsión eólica
La viabilidad de esta solución depende de la construcción de un prototipo que permita validar el sistema más allá de las simulaciones actuales. Zha busca financiación para esa fase, convencido de que su diseño puede situarse entre las alternativas más efectivas para reducir las emisiones del transporte marítimo. Además, su investigación se suma a un movimiento creciente que revisita el uso del viento mediante velas rígidas, alas compuestas o rotores modernos.
El avance de estos cilindros de propulsión eólica podría marcar un antes y un después en un sector responsable del 3% de los gases de efecto invernadero. La combinación de ahorro energético y sostenibilidad convierte esta propuesta en una herramienta relevante para afrontar el desafío climático global sin renunciar a la capacidad logística que sostiene el comercio internacional.

