El intercambio comercial de Argentina con el mundo abandonó el saldo positivo y pasó al color rojo. Dólar fijo y barato con aumento de importaciones y turismo, y sin boom exportador, no cierra

Al margen del escándalo internacional por la cripto $Libra que se llevó todos los flashes esta semana, en el plano económico, la performance de las exportaciones durante el primer mes del año publicado por Indec dio que hablar. No solo porque se trata de un indicador sensible para una economía que no logra generar los dólares necesarios para sepultar la preocupación por el tipo de cambio, sino por lo que arrojó ese balance. Más precisamente por lo que implica si el intercambio comercial del país con el mundo abandonara el saldo positivo y pasara al color rojo.

 

 

Con toda la expectativa puesta en el ingreso de dólares, clave para que el gobierno pueda cumplir su meta de anclar el tipo de cambio y continuar con la inflación a la baja, la balanza comercial de enero genera inquietud. No solo porque se trata del saldo comercial más bajo de la era Milei, sino porque se observa un incremento potente de las importaciones. Consecuentemente de profundizarse la tendencia que se advierte en enero, el intercambio de bienes podría descender a zona negativa.

Escalada de las importaciones

Los u$s142 millones que marca Indec de saldo comercial (lejos de los 797 millones de hace un año atrás) empiezan a correr el velo sobre la pregunta que nos veníamos haciendo: tras un año en donde se exportó más de lo que se importó producto de la recesión económica, ¿qué pasará con el saldo comercial cuando la actividad económica acelere y se demanden más importaciones? Hoy vemos que las importaciones totales de bienes escalan a un ritmo de 25% en comparación a un año atrás y las exportaciones solo suben 9%.

Los rubros que más preocupan al sector productivo son bienes terminados e importación de 0 km. Estos pasaron de sumar 734 millones de dólares en enero del 2024 a u$s1.042 millones un año después. Era de esperar un incremento en la demanda de bienes a otras economías por dos razones: primero por el efecto rebote que se espera tenga la actividad en un año electoral tras dos años recesivos; pero también por la apertura importadora que promueve el gobierno anarcolibertario.

 

 

Mientras que por el lado de las exportaciones tampoco se cosechan buenas noticias. Ocurre que el precio internacional de los principales bienes que exporta el país cayó, y tampoco hay expectativa dentro de los analistas de que vayan a recomponer fuerte en el transcurso de este año. Solo recompuso el precio internacional de las manufacturas de origen industrial pero no es un sector destacado por la competitividad con lo cual requiere políticas de estímulo productivo que este gobierno por posicionamiento ideológico no tiene.

Dólar fijo y barato con aumento de importaciones y turismo sin boom exportador no cierra

De lo anterior se desprende que no habrá un boom exportador en este 2025 pero sí habrá un incremento de las importaciones. Esto siembra interrogantes sobre la consistencia de la política cambiaria del gobierno ya que, descontando un desequilibrio de la balanza de servicios y turismo, siempre es deseable que sea el saldo comercial positivo entre exportaciones e importaciones de mercancías lo que financie aquel déficit. De lo contrario, aumenta la necesidad de recurrir a fuentes de financiamiento adicionales.

 

 

Durante todo el 2024 el Banco Central acumuló 7 meses de un balance cambiario deficitario en su cuenta corriente y todo indica que enero pasado también lo fue. Durante el año pasado el gobierno pudo fijar el valor del dólar pese a tener mayor egreso de dólares por el exitoso blanqueo de capitales. Una bala de plata que ya no contará para este año.

¿Afecta el escándalo $Libra a la relación con el Fondo Monetario Internacional?

Así las cosas, el modelo del gobierno es cada vez más dependiente de que el acuerdo con el Fondo llegue a buen puerto e inyecte dólares en las alicaídas reservas del Banco Central. Sin embargo, pese a que “solo falta el moño”, como señaló el presidente, aún no se concreta. Después de la experiencia del gobierno de Macri que destinó el préstamo en mantener el tipo de cambio atrasado para ganar la elección, el FMI tiene sus reparos.

 

 

No obstante, en el mercado se espera que finalmente se logre un nuevo programa con el Fondo. De hecho, una fuente consultada que mantiene fluida relación con actores de las finanzas internacionales y ex miembros de la organización financiera con sede en Washington considera que el escándalo desatado por $Libra “técnicamente no debiera incidir hoy en la negociación con el FMI”. En otro escenario, “de haber una intervención robusta de la justicia estadounidense” podría dilatarse el deal.

Para JP Morgan, el atraso del dólar costó u$s 40.000 millones el año pasado

Por último, durante la semana pasada las reservas del BCRA perdieron u$s277 millones. Un dato desalentador al estar las reservas netas en nivel negativo. Asimismo, un informe privado de J.P Morgan le puso cifras a la intervención del gobierno para controlar el tipo de cambio. Entre ventas para que la divisa no se dispare y los estímulos que el Central facilita a los exportadores se fueron cerca de 40 mil millones de dólares.

 

 

Esta cuantificación del costo de mantener el tipo de cambio atrasado va en línea con lo que el mismo organismo venía sosteniendo en anteriores publicaciones: “Mantener estas políticas durante demasiado tiempo presenta algunas sensibilidades, ya que la absoluta falta de reservas en divisas del país y la posible fuga de capitales internos representan un riesgo”.

Por FACUNDO PIAI (La Nueva Mañana)

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